Las matronas de los centros de salud de Gijón se hacen cargo, desde este año, del seguimiento rutinario de los embarazos considerados de bajo riesgo. Un control que hasta ahora se llevaba a cabo en Cabueñes y del que se encargaba un ginecólogo y una enfermera en las consultas hospitalarias. Un análisis del coste de ese cambio de protocolo en un área como el de Gijón, donde se dieron 711 partos en los primeros seis meses desde esa modificación de las derivaciones, ha servido para dejar en evidencia el ahorro que implica: 175.000 euros al semestre. Lo que llevaría fácil a los 350.000 euros al año.

Ese análisis, con lo que supone de abrir los ojos a dónde pueden estar los ahorros en el sistema sanitario público, ha sido realizado por tres matronas del Centro de Salud de La Arena: Paloma Esparza del Valle, Judit López González y Belén Vega Álvarez; con el apoyo del jefe de sección de Ginecología, Javier Arenas, la técnico de salud Amalia Franco Vidal, y la residente de enfermería Ángela Yamileth Tobón Taborda. Y a todos se les reconoce el trabajo con la concesión del XIII Premio a la Calidad Asistencial del Hospital de Cabueñes, que se entregará mañana en un acto en el centro sanitario.

"El estudio se centró en analizar la eficiencia de los cambios promovidos en el protocolo del embarazo de bajo riesgo, cuya implantación supuso una redistribución de las consultas entre los niveles de atención primaria y hospitalaria. Sus conclusiones revelan que con estas medidas ha aumentado la eficiencia y proponen una serie de ajustes para mejorar su implantación", describen en el Sespa.

Los ajustes que proponen las autoras del trabajo tienen que ver con la constatación de que "175.000 euros de ahorro en un semestre es la cifra hipotética a la que se debería llegar. Aunque la realidad es que en ese semestre de estudio, el primero de la implantación del protocolo, lo que se consiguieron fueron 20.000 euros de ahorro. Es por eso que vemos que hay cosas que se pueden mejorar, aunque asumimos que al ser los primeros meses también hay una falta de rodaje del protocolo", explica Paloma Esparza.

"Optimizar recursos"

La matrona afirma que el ahorro no se logra con ningún recorte de prestaciones. "No hay menos control del embarazo del que había, ni nada ha cambiado que no sea el tipo de profesional que sigue el embarazo de bajo riesgo. Se mantiene el mismo número de visitas y todo lo demás es igual", sostiene para que no haya dudas. "Se trata de optimizar recursos. Si hay un personal de enfermería que está formado específicamente para la atención a estas mujeres, lo lógico es que desarrollen el trabajo para el que están formadas. Usar a un ginecólogo para este tipo de seguimientos es un despilfarro. Así lo contemplan ya todas las guías clínicas y eso es lo que demostramos con el trabajo", cuenta la matrona. El estudio, además, va en la línea de las políticas sanitarias más conscientes de que "hay que aprovechar más los recursos de la atención primaria", cambiando una situación donde el peso excesivo se volcaba en la atención especializada. Incluso cuando no era necesario, como en esta situación.

Dice Paloma Esparza que su trabajo "sólo se ha centrado en los costes", así que ni siquiera quedan reflejados otros beneficios para las pacientes como "la comodidad que puede suponer ir al centro de salud y no al hospital, que siempre estará más cerca del domicilio; o la confianza que genera el hecho de que te siga el embarazo siempre una misma persona y no el ginecólogo que corresponda por turno...". Aunque en estas reflexiones Esparza admite que "está el sesgo de que yo soy matrona".

Con el estudio premiado también queda registrada una evidencia, aunque no es la que buscaban las autoras del trabajo: la caída de la natalidad en el concejo. El primer semestre de 2016 hubo en Cabueñes 727 partos; el primer semestre de este año, el que han revisado para su proyecto de calidad han sido 711.

Gijón implantó este año el plan de derivación de embarazos de bajo riesgo a los centros de salud tal como ya hacen en las áreas de Oviedo y Avilés. Todas las guías clínicas sobre atención al embarazo y el parto en España y los países occidentales reconocen hace tiempo que el parto, cuando no lleve riesgos asociados, debe considerarse como un proceso fisiológico natural sin asimilarlo como si se tratara de una enfermedad de la mujer.