Había sido en un salón del edificio de la Aduana, en la calle del Marqués de San Esteban, pero una de las dos fotos de Guerrero que publicaba el periódico era del exterior, de Fomento, donde estaban aparcados los coches subastados, "sesenta vehículos, el de mayor cotización era un Tiburón que salió en 80.000 pesetas y se adjudicó en 179.000 pesetas, y un numeroso público presenció la subasta de los coches".