"Le subimos a la ambulancia, le atendimos, le cogimos de la mano, le hablamos, le tapamos y estuvimos a su lado hasta que su corazón dejó de latir; le acompañamos todo el tiempo que pudimos. Nunca, nunca estuvo solo. Nunca, nunca sintió dolor. Es lo único que yo he podido hacer por él y por su familia". Este relato estremecedor lo firma Marta Nonide, la doctora de la UVI móvil el pasado mes de julio atendió a Germán Fernández -el joven herido en la pelea de Fomento- y que este fin de semana tuvo que atender también a Juan Fombona, el gijonés atropellado en Somió.

Del mismo modo que hizo entonces, al compartir en su blog su frustración por lo ocurrido con Germán, ha vuelto a hacer lo mismo en este caso que, además, le toca de cerca ya que los conocía a él y a su familia, con la que había compartido momentos en la infancia. Pero esta vez, "lamentablemente", comprobaron nada más ver a Fombona sobre el pavimento que no se podía hacer nada por salvarle la vida debido al "brutal" golpe que había sufrido tras ser atropellado.

Nonide no le reconoció en el momento porque hacía años que no le veía y tampoco llevaba documentación. Sólo el teléfono móvil que permitió su posterior identificación. Marta Nonide se enteró después, por los medios de comunicación, de la identidad del joven al que había estado dando calor dentro de la ambulancia, mientras fuera llovía, hasta que entregó su último aliento. "Le encontré yo, maldita sea, le encontré yo", explicó la doctora. "Por lo menos pude decirles a sus padres y hermanos que todo había sido tan brutal, tan brusco, tan rápido, que había quedado inmediatamente inconsciente. Que no había sufrido en absoluto", relata.

Esa palabras de aliento que Marta Nonide transmitió sirvieron de mucho a la familia de Juan Fombona, que apaciguaron su pena al saber que, al menos, no había sufrido.

Pero Marta Nodide también tiene palabras, en su reflexión, para el autor del atropello. "Tú eres un cabrón, un cobarde, un miserable inmaduro que nunca debió tener entre sus manos un arma tan poderosa como es un vehículo, porque no ha sido capaz de afrontar las consecuencias derivadas de su uso. Un impotente, que no ha podido imponer su sentido del deber a sus instintos de huida. Un mierda. O sus equivalentes femeninos", espetó.

Aquella noche, tanto la policía como la UVI Móvil dieron varias vueltas por la zona para intentar localizar el vehículo que ocasionó la muerte de Fombona. La primera hipótesis, por la hora y lugar, es que fuese un vecino de la zona o sus proximidades. No lo lograron entonces pero Nonide confía en que lo hagan pronto y pague por lo que hizo, "que no tiene justificación". "Deseo ardientemente que nunca me tenga que cruzar contigo vestida de SAMU. Porque pondrías a prueba de forma muy atroz mi juramento hipocrático", relata la doctora. Salvo que el susodicho se entregase. "Entonces sentiré por ti ese punto de admiración que siento hacia las personas íntegras, decentes y valientes. Y te ayudaré en lo que pueda. Y desearé sinceramente que algún día, cuando hayas pagado el precio en cuerpo y alma, puedas volver a levantar cabeza y vivir en paz", escribe la médica de urgencias, dirigiéndose directamente al conductor huido.