La investigación policial va cercando al conductor que se dio a la fuga tras atropellar, en la madrugada del sábado, al gijonés Juan Fombona, de 38 años, cuando la víctima regresaba a pie a su casa, en la parroquia de Somió y en cuya iglesia fue despedido ayer en un funeral multitudinario. Las diligencias, que en la mañana de ayer pasaron a ser competencia del Cuerpo Nacional de Policía y que además fueron puestas en conocimiento de la autoridad judicial, están ahora enfocadas a determinar quién conducía el coche esa madrugada por la avenida de Dionisio Cifuentes y de esta forma esclarecer si hubo o no intencionalidad en el atropello y si el conductor se percató o no del mismo para así determinar la responsabilidad penal.

Las labores policiales comenzaron desde el momento mismo en que se tuvo constancia del atropello, a las 4.15 de la madrugada del sábado. Nadie vio nada, tan sólo un guardia de seguridad de una mansión cercana escuchó un fuerte golpe. Al salir se encontró con el cuerpo de Juan Fombona, que yacía gravemente herido -los sanitarios de la UVI móvil que se desplazaron rápidamente al lugar no pudieron hacer nada por salvarle la vida debido a las lesiones provocadas- sobre el pavimento, a la altura del número 275 de la avenida Dionisio Cifuentes, donde desde el domingo un ramo de flores y una vela recuerdan al trágicamente fallecido.

Al llegar las dotaciones policiales comprobaron que junto al cuerpo había restos repartidos por la calzada de un vehículo motorizado que supuso la primera pista recabada por el grupo de Atestados de la Policía Local. El siguiente paso estuvo encaminado a la revisión de las cámaras de seguridad de la avenida -preguntaron en comercios y viviendas al no haber testigos oculares de lo ocurrido- sin mucho éxito.

Los responsables de la investigación ampliaron entonces el radio de actuación para obtener las imágenes de cámaras de videovigilancia de tráfico y vías cercanas para tratar de identificar a algún vehículo que coincidiese con las pistas obtenidas hasta el momento. Estas diligencias sí dieron sus frutos a la Policía Local de Gijón, que logró identificar y localizar al vehículo que causó la muerte de Fombona a escasos metros de la casa en que vivía con sus padres. Terminados los trámites pertinentes, y a faltar de determinar quién conducía ese vehículo después de hablar, presuntamente con su dueño, toda la información disponible pasó tanto al Juzgado como a la Policía Nacional que, en la mañana de ayer, se hizo cargo de la investigación.

Ahora corresponde a los grupos de la Policía Judicial y Científica del Cuerpo Nacional de Policía determinar quién conducía el vehículo en la madrugada de autos, investigar en qué condiciones se puso al volante y determinar si fue consciente o no del atropello para imputarle uno y otro delito, algo que se determinará en el juzgado de instrucción, toda vez que la Fiscalía examine las pruebas para pronunciarse al respecto.

El Código Penal establece en su artículo 142 que quien por imprudencia grave causase la muerte de otra persona podría ser castigado, como reo de homicidio imprudente, con la pena de prisión de uno a cuatro años. Además, añade que si el homicidio imprudente se hubiese cometido utilizando un vehículo a motor, como en este caso, se impondrá asimismo la pena de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores de uno a seis años. No obstante, en el caso de que se tratase de una imprudencia menos grave, y también con resultado de muerte, el conductor podría ser castigado con la pena de multa de tres meses a dieciocho meses. Después ya entrarían en juego otras variables, como la conducción temeraria o bajo los efectos de alguna sustancia, ya sean drogas o alcohol que incrementarían la supuesta condena. También el delito de omisión del deber de socorro en el caso de que el conductor hubiese sido consciente del atropello.

Las labores policiales han permitido en poco más de dos días esclarecer al menos de qué vehículo se trataba, aunque mantienen prudencia sobre la investigación para dar una respuesta a la familia de Juan Fombona, que ayer estuvo arropada por cientos de personas en la parroquia de San Julián. Un templo al que acudían con asiduidad los familiares del fallecido, en especial sus padres, Ovidio Fombona y María Luisa Braga, y que ayer sintieron el calor de sus amigos y convecinos durante el funeral de cuerpo presente.

Juan Fombona, nacido en enero de 1979, inició sus estudios en el colegio de la Inmaculada -donde sus hermanos Beatriz y Fernando son antiguos alumnos- para concluirlos en el IES Río Piles antes de matricularse en la Universidad Alfonso X el Sabio. Trabajaba juntos a sus hermanos, él como auxiliar, en la farmacia que ambos dirigen -heredada de su madre- en el barrio de El Llano y que ayer, al reabrir sus puertas, no dejó de recibir muestras de condolencia.