Gil Fernández lleva 18 años al servicio de la parroquia de San Nicolás de Bari de El Coto, y hubieran sido muchos más a pleno rendimiento si un accidente no le hubiera mermado la salud. Una caída desde un hórreo que estaba reparando en su casa de Pola de Siero le ha hecho bajar el ritmo para recuperarse, pero aún así sigue colaborando dos días por semana con Cáritas Parroquial. Muestra de esta entrega a San Nicolás la parroquia quiso rendirle ayer sentido homenaje coincidiendo con la fiesta patronal. Recibió el galardón, una escultura del Santo realizada por Oteiza, en calidad de "feligrés ejemplar, por su entrega y trabajo, por su colaboración y esfuerzo en el mantenimiento de las instalaciones parroquiales".

Así lo decidió por unanimidad el consejo parroquial, y Gil Fernández, humilde por naturaleza, asegura que "hay otros que lo merecen más que yo, pero feliz de recoger el galardón". Nacido en Luarca, lleva más de media vida vinculado a la parroquia de San Nicolás, tras casarse con María del Carmen Garrido. Entró en contacto con la vida parroquial a través del grupo de montaña, y desde entonces ha sido "el manitas de la casa", echando una mano allá donde lo necesitaban, "un poco de todo", para que todo funcione como Dios manda en San Nicolás.

Ahora sólo espera recuperarse plenamente para volver a trabajar de forma activa como hacía antes del accidente, si bien cada martes y cada jueves acude a los salones parroquiales para ayudar con el trabajo de Cáritas.

Por todo ello ayer se llevó el aplauso de un templo lleno a rebosar, fiel a un santo al que se encomiendan más de dos mil parroquias. Casi una veintena de sacerdotes participaron en la misa festiva presidida por el párroco de La Felguera, José Antonio Couso, quien puso de relieve la actuación del santo patrón "en favor de los pobres ante los poderosos", y llamó a seguir trabajando en la misma línea de dar apoyo y cobijo a todos los necesitados que se acercan a la parroquia en busca de consuelo.

Comida para 300

La celebración religiosa, cantada por la Coral Amanecer y animada por el Grupo Folclórico Jovellanos, se completó con una procesión por los alrededores del templo con las imágenes de San Nicolás de Bari y la Purísima, antes de partir los cerca de 300 feligreses que participaron en los actos hacia una comida de hermandad en un restaurante en el Infanzón, con sorteo de premios incluido. Y los fieles, felices de celebrar una fiesta de solera. Porque, como señaló el párroco, José Manuel Fueyo, "¿Cuándo nos falló San Nicolás?" "¡Jamás!".