Los amigos se sorprendieron de que no acudiera al funeral de Juan Fombona, muerto en el fatídico atropello de la madrugada del pasado sábado en Somió, que ha conmocionado a una ciudad entera. Álvaro A. S., amigo de Fombona desde niños, que estuvo con él y con el resto de la pandilla cenando y tomado copas esa noche, se mostró reacio incluso a hablar con la policía, pese a que la investigación, desde muy pronto, se había centrado en el entorno más próximo de la víctima.

Álvaro se erigió como primer sospechoso del atropello mortal después de mostrar un notable estado de nerviosismo y un balbuceo continuo cuando fue interpelado por la policía pocas horas después del fallecimiento de Fombona. Horas antes, los agentes al frente de la investigación citaron a los amigos de la víctima para reconstruir las horas previas al fatal desenlace. El único que se mostró esquivo fue el ahora encarcelado, que incluso alegó que se encontraba mal para no acudir ni al funeral ni a los requerimientos policiales.

No obstante, su familia le convenció de que se desplazara a las dependencias de la Policía Local. Lo hizo el domingo por la tarde, acompañado de su hermana Beatriz, abogada de profesión. Fue la única vez -en todo lo que lleva abierta la instrucción- en la que Álvaro A. S. optó por hablar, aunque en ningún momento reconoció haber atropellado a su amigo a pesar de que los agentes ya habían constatado que su coche, un BMW X5 de color oscuro, era el vehículo que arrolló a Fombona -lo cual se pudo comprobar gracias a los restos hallados en la carretera, los daños que presentaba el vehículo y las cámaras de vídeovigilancia de la zona- y después se dio a la fuga dejándolo mortalmente herido sobre el asfalto de la avenida Dionisio Cifuentes de Somió. El acusado sólo declaró no recordar nada de aquella noche ni ser consciente de haber atropellado a su amigo. Salió de la Comisaría ya en calidad de imputado.

Acto seguido, toda la información recabada por la Policía Local de Gijón pasó tanto al Juzgado como a la Policía Nacional, que en la mañana del lunes se hizo cargo de la investigación. Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) del Cuerpo Nacional de Policía hallaron nuevas pruebas tanto en el interior como en el exterior del BMW X5. Apenas unas horas después de que familiares, vecinos y amigos -a excepción de Álvaro A. S. y su familia- despidiesen a Fombona en un multitudinario funeral en la parroquia de San Julián -a escasos metros de donde se produjo el suceso- se procedió a la detención del supuesto autor de los hechos.

Álvaro A. S., de 38 años y uno de los mejores amigos de la víctima, al que conocía desde el colegio, fue arrestado por agentes de la UDEV en el domicilio familiar de Somió, donde vivía con su madre, acusado del atropello mortal. Fue trasladado a la Comisaría de El Natahoyo, donde pasó la noche del lunes en los calabozos. Ya el martes por la mañana se le tomó declaración en presencia de su abogado pero optó por acogerse a su derecho a no declarar. Después fue puesto a disposición judicial y ante el juez Juan Laborda -titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Gijón, en funciones de guardia-, se repitió el mismo guión y Álvaro A. S. optó también por guardar silencio ante las preguntas de la Fiscalía, que propuso su ingreso en prisión. Una petición sustentada en la existencia de riesgo de fuga, en la gravedad de los hechos que se le atribuyen y en la falta de colaboración del detenido.

Los cargos que hasta el momento pesan sobre él -sin perjuicio de que esta calificación pueda variar a lo largo de la instrucción del caso- son un delito contra la seguridad vial por conducción bajo el efecto de bebidas alcohólicas, en concurso con un delito de homicidio por imprudencia grave, y un delito de omisión del deber de socorro. Pasadas las dos y media del mediodía, el juez decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza tal y como requirió el Ministerio Fiscal. Un furgón de la Policía Nacional le condujo nuevamente a Comisaría a la espera de la llegada de la Guardia Civil que hizo efectivo el traslado del detenido al Centro Penitenciario de Asturias. Allí llegó pasadas las 16.30 horas y desde entonces se encuentra en el módulo de ingresos, arropado por otro preso en todo momento, los conocidos como presos de confianza, como establece el protocolo antisuicidios, muy habitual ante perfiles como el del supuesto causante del mortal atropello.

Y mientras Álvaro A. S. se adapta a su nueva situación son muchas las preguntas que quedan por resolver y que, de momento, no tienen respuesta. Es por ello que la instrucción sigue su curso para tratar de esclarecer las causas que propiciaron este fatal desenlace que ha conmocionado a una ciudad entera, en especial a la parroquia de Somió, de la que eran vecinos víctima y presunto homicida. Las pesquisas están enfocadas ahora a determinar si hubo o no intencionalidad en el atropello, cómo se produjo y qué motivó que el autor se diera a la fuga dejando a su amigo tendido en el suelo, malherido, y bajo la lluvia. Juntos abandonaron el pub de la avenida Dionisio Cifuentes en el que habían tomado unas copas con los amigos y se cree que en el mismo vehículo, en el BMW X5 de color oscuro.

Lo que sí se sabe es que todo fue en cuestión de segundos, puesto que el guardia de seguridad de una finca próxima escuchó un fuerte golpe y quiso interesarse por lo sucedido. Cuando salió a la calle sólo se encontró a Fombona agonizando, tendido en el suelo. Decidió entonces ponerse en contacto por teléfono con la policía para advertir que había una persona sobre el asfalto que podría haber sufrido un accidente. El guarda permaneció junto al cuerpo hasta la llegada de los servicios de emergencia que nada pudieron hacer por salvarle ante "las lesiones incompatibles con la vida" que presentaba, según dictaminó la facultativa que lo atendió. Le recogieron del suelo, lo introdujeron en la UVI móvil, le taparon y permanecieron a su lado hasta certificar el fallecimiento.