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Los chigres recelan de vender oricios de las Azores en verano: "No resisten el calor"

Los hosteleros gijoneses ven "interesante" traer en avión erizos de las islas lusas todo el año ante la escasez local, pero dudan de su calidad

Los chigres recelan de vender oricios de las Azores en verano: "No resisten el calor"

Para comer oricios, haz falta frío. Y no porque lo diga la tradición (que también), sino porque, con el calor, la hueva se disuelve. Los hosteleros ven "interesante" que las islas Azores abastezcan durante todo el año a las sidrerías de Gijón ante la escasez local, pero dudan de que el erizo de mar soporte las altas temperaturas del verano. "Aquí a últimos de abril, quedan casi vacíos por dentro, y en mayo ya son incomestibles", argumenta Armando Rodríguez, propietario del bar El Globo. Ahora bien, "si vienen lleninos y con sabor, habrá que probarlos", opina Ataulfo Blanco sobre la iniciativa de la Cofradía del Oriciu de Gijón de traer equinodermos en avión pescados en el archipiélago portugués mientras continúe la veda en la costa asturiana.

La idea surgió de un viaje que el cofrade mayor, Alejandro Fernández, hizo el verano pasado a las islas enclavadas en medio de océano Atlántico para enseñar a su población la cultura gastronómica del oricio. Desde entonces, el colectivo mantiene contactos con exportadores lusos para descargar a partir del año que viene contenedores de erizos en el aeropuerto de Santiago del Monte. La primera prueba con hosteleros está prevista para el mes de marzo y una de las ventajas del proyecto es que los bares podrán tener género también en verano. Sobre ello hay cierta desconfianza. "Dudo de que triunfe con la cultura que tenemos aquí; la tradición es comerlos en invierno", subraya Ricardo Llosa, de la sidrería Llosa. De hecho, señala, "los meses de más ventas son enero y febrero".

Pilar Álvarez, de la sidrería El Restallu, también considera que "la falta de costumbre" puede suponer un inconveniente a la hora de vender erizos en temporada estival. "Es complicado, el cliente desconfía mucho de esas cosas. Lo primero que te preguntan siempre es si los oricios son asturianos o gallegos", comenta Ernesto Álvarez, al frente del restaurante El Otru Mallu, quien insiste en que el principal consumidor de este manjar es el asturiano. No obstante, el sector ve una oportunidad en el erizo de las Azores para atraer a los turistas. "Siempre que sea un producto de calidad, todo lo que venga estará bien", sostiene Ricardo Llosa.

Su aspecto llama la atención a muchos visitantes, que se atreven a comerlos e incluso repiten. "Los que lo prueban, marchan encantados. Les resulta al principio muy fuerte, pero es un sabor a mar, completamente diferente al de otro marisco", explica Armando Rodríguez. "Comercialmente me parece muy interesante, porque a los visitantes de la Meseta les llama mucho la atención", agrega Pilar Álvarez. Aunque una de las principales dudas del sector hostelero es si el oricio, aunque sea de las Azores, resistirá el calor. "Es como si los lagareros mallan manzana en verano. Al final en vez de sidra natural, hacen champán. Con las altas temperaturas, la hueva del erizo se disuelve", asegura Orlando Cáncer, de la sidrería Nava.

Dejando a un lado estas desconfianzas, los hosteleros están dispuestos a probar el género portugués y, si es de calidad, servirlo en sus establecimientos. Ahora mismo, Asturias se tiene que nutrir de oricio gallego, debido a la veda por dos años (revisable) establecida por la dirección general de Pesca para Asturias en septiembre de 2016. Ya pasó el primer año de prohibición y, como pronto, no habrá ejemplares regionales en las mesas hasta finales de 2018. No obstante, ello dependerá del estado de las poblaciones en el Cantábrico, que se resienten por la disminución de bosques de laminarias como consecuencia del cambio climático.

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