El 23 de agosto de 1927 fueron ejecutados en la silla eléctrica, en Massachusetts, Estados Unidos, los obreros anarquistas italoamericanos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, condenados por un robo a mano armada y el asesinato de dos personas siete años antes. El asunto hizo correr ríos de tinta en todo el mundo y miles de voces se alzaron denunciando que fueron injustamente ejecutados.

"Fueron asesinados por ser pobres, emigrantes y anarquistas", sentenció Boni Ortiz, de la Fundación Andreu Nin Asturies, quien el pasado jueves, en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, protagonizó una charla en la que recordó el movimiento obrero de Asturias a favor del indulto de los dos obreros italoamericanos, que en la prensa tuvo su abanderado en el diario gijonés "El Noroeste".

Por ejemplo, en la primera página de su edición del 29 de abril de 1927, "El Noroeste" pedía el indulto para Sacco y Vanzetti como una de las prioridades del siguiente Primero de Mayo. "Forman parte del martirologio del proletariado", señaló Boni Ortiz, quien también relató que fueron comunistas y anarquistas quienes encabezaron las movilizaciones en Asturias para exigir el indulto, destacando el comunista gijonés José María Loredo Aparicio.

Hubo peticiones a la Embajada de los Estados Unidos de un grupo de obreros panaderos de Mieres, de trabajadores de la construcción de Gijón, entre otras, y el primer acto específico de la campaña de solidaridad obrera asturiana con Sacco y Vanzetti tuvo lugar en Turón (Mieres), el 29 de mayo de 1927, explicó Ortiz.

Luego hubo otros en Mieres y en Sama y no fructificó un acto unitario de anarquistas, comunistas y socialistas en Moreda. Finalmente, Sacco y Vanzetti murieron en la silla eléctrica.