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CARMEN DUARTE GARCÍA | PRESIDENTA VECINAL DE EL LLANO, DEJA EL CARGO TRAS 25 AÑOS

La "alcaldesa" del Fumeru baja el telón

La presidenta de los vecinos de El Llano, feminista, teatrera y de armas tomar, pudo haber sido la primera líder de la federación vecinal gijonesa

La "alcaldesa" del Fumeru baja el telón

"Tocóme la lotería" es el nombre de una de las obras teatrales escritas por la gijonesa Carmen Duarte García. El mismo grito convencido que cualquier vecino del barrio gijonés de El Llano podría haber alzado al cielo cuando, hace un cuarto de siglo, Duarte entró a formar parte de la Asociación de Vecinos "Fumeru". Un periplo que ahora llega a su fin tras su decisión de dar un paso a un lado, por necesidades personales, tras años de entrega vecinal. Aunque, quienes la conocen, aseguran que no podrá hacerlo, que seguirá al pie del cañón aunque, en esta ocasión, no sea en primera línea de batalla.

Un carácter beligerante que es santo y seña de esta gijonesa nacida en Tremañes, tremendamente coqueta y que nunca dirá su fecha de nacimiento, so pena de muerte. Quizá sus inicios vitales duros, en el seno de una familia humilde, fueron los que alzaron esos cimientos de lucha, de reivindicación, de no callarse ante la injustica. Todas esas cualidades que cristalizan en Duarte y que la convierten en una mujer muy querida por todos, incluso por quienes en alguna ocasión puntual se llevaron una mala contestación por su carácter duro, el mismo que le ha granjeado algún que otro disgusto. Eso sí, sus estallidos son solo cuestión de segundos y al instante vuelve la Carmen Duarte afable, la de la sonrisa infinita, bondadosa, combativa.

"Haste que no me casé, no vi la luz", aseguró en alguna ocasión, y lo hizo muy joven, con Antonio, con quien presume de llevar muchos, muchos años juntos, un apoyo incondicional y de especial trascendencia en su vida. Un periplo vital sustentado en tres patas: el movimiento vecinal, la lucha en favor del feminismo, y el teatro, su gran afición.

Duarte comenzó su andadura en los movimientos asociativos en Cáritas, donde se embebió del espíritu solidario que luego incorporó a su vida diaria en el servicio a los demás. Ese mismo espíritu de servicio y el amor al mundo del teatro, fue lo que la hizo desembocar, hace veinticinco años, en la asociación vecinal de El Llano. Pronto el teatro quedaría en un segundo plano y la vocalía de la mujer de El Fumeru pasaría a ser el centro de su vida. La vocalía pasaba por una época complicada y Duarte se vio, de la noche a la mañana, al frente de la misma, por lo que no le duelen prendas en aceptar que tuvo que pedir ayuda para sacarla adelante al principio, debido a su bisoñez. Un hito que consiguió gracias a la colaboración de dos de sus referentes: Tita Caravera, presidenta de la Asociación de Vecinos de La Arena, y Maribel Suárez, de Nuevo Gijón.

Su escalada, apoyada en su incesante trabajo, la hizo cumplir con creces como portavoz del barrio más grande de Gijón, con 42.000 vecinos -por comparativa, como si fuera la Alcaldesa de Langreo- y llegar a ser vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la zona urbana de Gijón. De hecho, Duarte pudo haberse convertido en la primera presidenta en la historia de la FAV, un cargo que se le llegó a ofrecer, pero que declinó porque "pensaba con sinceridad que había personas mejor preparadas para ello".

Sí se alzó como presidenta de la asociación vecinal de El Llano cuando nadie se atrevía a dar el paso, algo que nunca fue su idea pero de lo que no se arrepiente, aun cuando ello le hiciera renunciar a muchas cosas de su vida privada. "Hizo mucho más ella por el barrio que el barrio por ella", aseguran quienes la acompañaron en esta andadura.

Un recorrido que siempre se vio apoyado por otra de las claves de bóveda en el ideario de Duarte: el feminismo. Fue ella quien creó el Foro de Mujeres de El Llano para paliar el poco protagonismo de las mujeres en la asociación vecinal. Para Duarte, esta cuestión "no es un problema de actitud de los hombres, sino de educación, que ha ido mejorando en Igualdad con el paso del tiempo". Fruto, en parte, de su trabajo como responsable de la Vocalía de la Mujer de la FAV donde desarrolló una gran labor, haciendo proyectos anuales de gran trascendencia y mucha participación. Fue con ella al frente cuando, por primera vez, los hombres empezaron a acudir con interés a las jornadas de la vocalía de la mujer, algo inédito hasta entonces. Los encuentros por Navidad de las mujeres de las vocalías con los polvorones y la botella de sidra achampanada fueron todo un clásico durante su etapa.

Su carácter reivindicativo también se ve replicado en el mundo del teatro, su gran afición. Duarte dirige la compañía Traslluz, percursora del nuevo teatro asturiano, y que tiene como señas de identidad lo asturiano, el retrato de las vivencias de la gente sencilla, el reflejo del entramado humano, del paisanaje y de las preocupaciones de un pueblo reunido alrededor de sus costumbres. Además, está al frente de la Federación de Asociaciones de Teatro Amateur de Asturias y es una fija en el Salón de Teatro Costumbrista Asturiano de Candás, donde cosechó multitud de premios, como mejor autora de teatro costumbrista o mejor texto original. Su primera obra, "El mi fíu ye abogáu", fue una declaración de intenciones, teatro con trasfondo social y una importante mirada de género.

Duarte también hizo sus pinitos como actriz, aunque quienes más la conocen dicen de ella que es muy transparente, que no sabe mentir ni disimular, se le nota todo, tanto cuando está bien como cuando está mal.

Un carácter indomable, beligerante siempre en las reivindicaciones de su barrio para con el Ayuntamiento, fuera la corporación del color político que fuera. Un referente vecinal y del mundo de la mujer de nuestra ciudad. Un honor que mantendrá, aunque ya no sea en primera línea de batalla.

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