La gripe que ya no da tregua y el largo puente festivo han tenido su efecto en el hospital de Cabueñes. Y la expresión más gráfica es la necesidad de recurrir a las camas supletorias. Un mal menor en el caso de las habitaciones individuales que se convierten en dobles -están diseñadas para ello-, pero un lastre que genera muy mala imagen cuando se convierten las estancias dobles en habitaciones de tres pacientes exprimiendo al máximo el espacio disponible. En ambos casos el problema añadido, y no es un problema menor, es que no siempre se cuenta con el refuerzo de personal acorde al sobreaforo que presentan las plantas.

La jornada de ayer, en concreto, amaneció con sobreocupación en algunas plantas. En concreto, desde el sindicato Satse de enfermería se computaban más de una veintena de habitaciones individuales convertidas en dobles, y 16 dobles convertidas en estancias con tres pacientes ingresados. Las altas que se fueron generando durante la mañana permitieron paliar la situación, así como la apertura de la planta que aún permanecía cerrada desde el verano. Una circunstancia que ayer era criticada desde el Satse, al considerar que "se espera demasiado y se exprime demasiado al personal", que podría haber abordado mejor el sobreaforo sin esa unidad cerrada. Desde el Satse se reclamó a la gerencia la apertura, una decisión que, según trasladaron luego desde la dirección, ya tenían tomada.

El de este fin de semana fue el primer pico de ingresos que sufre Cabueñes vinculado a los procesos de enfermedad del invierno, la época tradicionalmente más complicada en el hospital gijonés. Hace pocas semanas ya había habido que recurrir a alguna que otra habitación triple, justo tras un fin de semana, pero casi de inmediato se dieron cerca de 40 altas que permitieron normalizar el aforo.