-¿Habrá veda de sardina?
-La Comisión planteaba un cierre de la pesquería por 15 años, pero creo que hemos logrado evitar esa amenaza. El 4 de diciembre las ministras de España y Portugal enviaron a la Comisión una carta conjunta con un plan de cinco años para gestión de la sardina. Se reducirá la temporada de pesca en tres meses, se establecen cupos semanales para garantizar que no caigan los precios por exceso de oferta, se establecen zonas de veda donde hay concentración de juveniles y se articulan campañas de evaluación. El plan permite garantizar la viabilidad del sector, porque lo que pesquen de menos lo van a compensar con el mayor valor en sus capturas. La Comisión Europea nos ha pedido una reunión técnica sobre el plan.
-¿Cómo afecta el cambio climático a la pesquería?
-El calentamiento del mar supone un desplazamiento de las especies. Las anchoas, que antes las tenías más bien en la zona de Galicia y del Cantábrico ahora ya hay que ir a pescarlas a Irlanda. Las especies se desplazan más al norte o cada vez están a mayor profundidad. Pero más grave que eso es la presencia de plásticos y microfibras en el medio marino. En el Mediterráneo, en estos momentos tenemos un coeficiente de un kilo de plástico por cada cinco kilos de pescado. El problema es que si no invertimos la tendencia, en 2030 habrá un kilo de plástico por cada kilo de pescado, por el largo periodo de biodegradación del plástico.
-¿Qué hacer?
-Desde el Ministerio estamos diseñando políticas activas donde colaboran empresas como Ecoalf o Zara.
-¿Cómo llegan los plásticos al mar?
-Los tiran. De contenedores, cruceros o los flujos de aguas residuales por emisarios que no han sido tratados en depuradoras. No me refiero sólo a los plásticos, sino también a las microfibras que se desprenden de la ropa en cada lavado.
-¿Hay tecnología para evitarlo?
-En eso estamos trabajando. Los filtros de las lavadoras existen, pero los poros que tienen tendrían que estar adaptados a esta nueva situación. Y lo que estamos detectando en muchos estómagos de peces es la invasión de estas microfibras. Otro problema es la acidificación.
-¿De qué se trata?
-En zonas tropicales, donde hay un incremento del ph del agua, provoca la mortandad de todo ser vivo. Tras esas imágenes tan idílicas de aguas absolutamente transparentes donde se puede ver hasta cinco metros de profundidad, lo que hay en muchos casos son zonas muertas. Es algo que deriva de la contaminación de esas aguas que producen una acidificación y que no albergue vida.
-Esos problemas que refiere se traducen en una cuestión de salud, porque los peces acaban en el plato.
-En muchas conferencias el lema es del tipo "la salud de los océanos, la salud de la población". Se piensa que el discurso de los pescadores y el de los ambientalistas son antagónicos, cuando en realidad convergen. Un pescador necesita tener un medio marino sano para seguir desarrollando su actividad.
-¿Hay que moderar el consumo de pescado por su contenido en mercurio y metales pesados?
-El mercurio se suele acumular en grandes migradores, pez espada y grandes túnidos. La Organización Mundial de la Salud, a través del codex alimentario, iba a revisar al alza los niveles de plomo y de mercurio. Para el caso de pez espada, la recomendación pasa de una a dos partes por millón. No creo que ninguno de nosotros consumiéramos más de tres veces a la semana pez espada o atún, porque produciría hartazgo. Quienes deben tener cuidado son las mujeres embarazadas. Lógicamente se tiene que actuar con prevención, pero hay que tener en cuenta que el gran reservorio de omega-3 es el pescado, que reduce el colesterol. Ahora ya hay nuevos estudios donde dicen ya que el colesterol bueno es un colesterol malo encubierto. Cuando en un producto, el pescado, la grasa va combinada con omega tres, es donde se tiene el mayor nivel de protección cardiaca. Aparte de la riqueza en oligoelementos de los productos del mar.
-¿Alguna recomendación para llevar a la mesa esta Navidad?
-Cualquier oferta de pesca. Máxime cuando en estas fechas solemos comer en exceso, con lo que es bueno incorporar más producto pesquero, que es bastante más ligero que los cárnicos.
