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La manipuladora de neuronas

La gijonesa Silvia Rodríguez Rozada publica una investigación que permite conocer mejor cómo funcionan las conexiones neuronales

Silvia Rodríguez Rozada, en su lugar de trabajo en Alemania. LNE

Desde muy pequeña lo tuvo claro. La gijonesa Silvia Rodríguez Rozada está cumpliendo, a sus 25 años, su sueño más pueril: ser investigadora. Pero, como suele ocurrir en estos casos, para Rodríguez Rozada no es suficiente y ya se ha plantado una nueva meta que, poco a poco, va consiguiendo: entender mejor cómo funciona el cerebro humano.

Aunque suene muy ambicioso, no es descabellado. Rodríguez Rozada está a punto de cumplir un año como investigadora en el Centro de Neurobiología Molecular de Hamburgo, en el grupo de investigación Conexiones Sinápticas y Procesamiento de Información bajo la dirección del Doctor Simon Wiegert, y ya ha conseguido algo que a muchos, tras una vida entera dedicada a la ciencia, se les escapa: realizar una publicación en una revista científica, filial de la prestigiosa "Nature".

Tras pasar por las aulas del Colegio Río Piles y del Real Instituto de Jovellanos, donde estudió el Bachillerato Internacional, la gijonesa decidió irse a Madrid, donde se graduó en Bioquímica por la Universidad Autónoma de Madrid tras lo que dio el salto a Alemania para hacer el Máster de Neurociencia en la Universidad Goethe de Fráncfort del Meno, y actualmente, está haciendo el Doctorado en la Universidad de Hamburgo.

"Siempre tuve claro que quería dedicarme a la investigación, es un mundo que me apasiona. Mi último año de carrera coincidió de pleno con la crisis económica y los recortes en investigación y ciencia, por lo que varios profesores en Madrid me aconsejaron irme al extranjero", asegura la gijonesa. Una oportunidad que no dejó escapar y que, actualmente, le permite formar parte de una de las investigaciones más prometedoras en el campo de la neurociencia.

Explicado de una forma llana, lo que Rodríguez Rozada y el resto del equipo del Doctor Wiegert consiguieron es "inhibir de forma controlada y transitoria la actividad de células neuronales gracias a la combinación de métodos de óptica y genética, impidiendo el paso de información". Con ello, lo que logran es "manipular la actividad de las neuronas con una precisión hasta ahora inimaginable, usando la luz como agente inductor", de tal manera que "podemos descifrar el papel de dichas células en la red neuronal de la que forman parte". Una investigación que, explica, "abre el camino de dilucidar todas las conexiones cerebrales, analizar qué circuitos neuronales son responsables de un comportamiento específico y cómo esas conexiones cambian cuando aprendemos o memorizamos algo nuevo".

La publicación es fruto de un trabajo ingente. "Cuando me dieron la noticia, sentí que todas las horas extra en el laboratorio y todos los experimentos fallidos de repente tenían sentido, que el esfuerzo tiene su recompensa", explica Rodríguez Rozada, "además, fue mi primera contribución oficial al mundo de la ciencia, y la satisfacción fue inmensa. Para mi familia fue un orgullo", arguye.

De momento, el futuro de la gijonesa pasa por "continuar en Hamburgo tres años más con el doctorado", explica, "mirando a un futuro más lejano, me gustaría llegar a dirigir mi propio grupo de investigación, pero aún queda un largo camino por recorrer y mucho por aprender". Un sueño infantil que, poco a poco y no sin esfuerzo, ve cómo se hace realidad.

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