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"Bella durmiente" de puntillas

El Ballet de Moscú recrea la inmortal obra de Tchaikovski con una ejecución vistosa y correcta

Una escena de "La bella durmiente". MARCOS LEÓN

El Ballet de Moscú llenó por completo el teatro Jovellanos, en la noche del jueves para asistir a la representación de la obra de Tchaikovski, "La Bella Durmiente". Siempre hemos dicho que al público gijonés le gustan mucho los espectáculos de danza, y si es clásica mejor, de manera que el éxito de taquilla siempre está asegurado. Dos horas largas de duración que entusiasmaron al respetable pese a que la compañía no era tan completa como cabía esperarse; no eran los bailarines del Bolsoi, sin duda. Me pregunto cuántos ballets de Moscú andan por el mundo. Es un reclamo seguro.

Comienza la obra con la fiesta delbautismo de la princesa Aurora. Todos los invitados danzan elegantemente vestidos. A los rusos le gustan mucho las purpurinas, de siempre. Hasta la maléfica Carabosseestá llena de brillos. Sobre una escenografía correcta el cuadro de baile traza sus evoluciones, no es el mejor que hemos visto sobre las tablas del Jovellanos, no era homogéneo y algunas participantes no estaban a la altura de las circunstancias, pero al ser muchas los fallos pasaban desapercibidos. Muy mal las pelucas de los pajes.

El vestuario sufre pocos cambios a lo largo de la función, y la iluminación es sencilla. Está clara la intención de esta compañía: sobre dos o tres buenas profesionales se teje la pretendida importancia de la obra. De este modo vimos a una correcta Terentiev representando a la princesa Aurora; su partenaire, el Principe Desiré, encarnado por A. Petrichenko es igualmente un buen profesional. El Hada Lila está muy bien desarrollado por M. Zaripova. Pero la pareja mejor, sin duda, era la que representaba al pájaro azul y la princesa Florina, por elegancia, ritmo y gracia.

Por fin, casi al filo de las diez y media, el Príncipe Desiré besa a la bella durmiente, y ésta renace de su largo sueño. Todo es fiesta de nuevo y alegría. Carabosse ha sido derrotada, y el amor vence a la maldad. Los reyes celebran la recuperación de su amada hija.

Atrás quedaba un espectáculo amable, vistoso, y con correctos bailarines, que ofrecieron buenos momentos de danza. La larguísima ovación era la esperada. El público salió satisfecho, es Navidad, tiempo de concordia, paz y alegría.

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