Aunque cada uno celebra las fiestas navideñas a su manera, hay algo que tienen en común todos los ciudadanos, especialmente en la región: aprovechan para disfrutar de la mejor gastronomía, ya sea la típica de la época como aquella que siempre triunfa, independientemente de la época del año en la que uno se encuentre. Y hablando de buena gastronomía, nada mejor que la asturiana.

Por ello, no es de extrañar que en el Principado, en la ciudad y en sus alrededores existan establecimientos con más de un centenar de años de experiencia en el mundo de la hostelería de calidad, sidrerías y restaurantes que siguen en pie gracias al buen hacer de sus dueños y empleados, así como al haber sabido mantener las recetas tradicionales, las de toda la vida. Esos platos que mucha gente intenta elaborar minuciosamente en sus domicilios, pero no saben igual.

Tanto en el territorio nacional como fuera de las fronteras españolas, los productos típicos asturianos gozan de un gran reconocimiento. Es un reclamo turístico y mucha gente acude al Principado para degustar una buena tortilla de patata, carne asturiana, las tapas de siempre como las croquetas, chorizo a la sidra, la fabada o el arroz con leche.

En Deva se encuentra uno de los establecimientos más emblemáticos de todo el Principado. Lleva desde 1901 dando servicio de bar y restaurante tanto a todos los vecinos de la zona como a los numerosos visitantes que acuden en masa para probar sus especialidades.

Recetas que han ido pasando de generación en generación sin perder un ápice de su sabor. Durante estas fechas navideñas son muchas las personas que se acercan hasta el establecimiento para despedir el año con buen sabor de boca. Gentes llegadas incluso de otras ciudades o asturianos emigrantes que retornan y desean volver a saborear lo que significa ser del Principado, además de poder vivir el ambiente y la sensación "chigrera" que experimentaron tiempo atrás. Una experiencia digna de ser vivida. Eso sí, cualquier día menos el 25 de diciembre y el 1 de enero, que permanecerá cerrado. Los buenos hosteleros también se merecen un descanso.