Nada se escapará en el Gijón municipal de 2018 a la decisión tomada esta semana por la alcaldesa forista Carmen Moriyón de firmar el decreto de prórroga presupuestaria. Pero, sobre todas las cosas, es la capacidad inversora del Ayuntamiento la que se verá más afectada. Algo que no es baladí en un ayuntamiento de la envergadura del gijonés, que tiene un papel protagonista en el impulso económico de la ciudad más grande de Asturias. El decreto de prórroga garantiza empezar el año con 202,1 millones cuando las cuentas del equipo del gobierno hablaban de unos 230,7 para 2018. Para Moriyón y su equipo la prórroga es la única alternativa ante la imposibilidad de llegar a acuerdos políticos que avalaran que un nuevo presupuesto saliese adelante en el Pleno. La oposición, sin embargo, entiende que Foro tiró la toalla sin ni siquiera intentarlo

Es en los dos capítulos que conforman las operaciones de capital del presupuesto de gasto municipal -las inversiones reales (capítulo 6) y las transferencias de capital (capítulo 7)- donde se ceba la tijera del recorte presupuestario. Las partidas prorrogadas en inversiones rondan el millón de euros y a 1,8 se limitan los millones en transferencias de capital cuando el anteproyecto económico que presentó Foro en un primer momento a la oposición planteaba 12,9 y 6,8 millones, respectivamente. Así las cosas, el decreto de prórroga deja fuera de las cuentas del Ayuntamiento cerca de 17 millones en inversiones directas y en acciones que, como las transferencias a comunidades de vecinos para el arreglo de fachadas, también tienen un importante efecto como elemento dinamizador de la economía local.

Foro ya tiene claro cómo salvará este recorte: contratando un préstamo de unos 20 millones de euros que de respaldo económico a las iniciativas ya comprometidas y a las de nuevo cuño. No es una rareza recurrir a un préstamos para inversiones pero esa vía tiene dos complicaciones. Una que su desarrollo dilata el proceso en el tiempo y otra, quizás la más preocupante ante la situación de confrontación de la Corporación, que se impone un juego de tramitación de modificaciones presupuestarias que necesitan de acuerdos políticos para sacar adelante las votaciones en el Pleno.

Para agilizar plazos y hacer que el calendario no sea un muro insalvable, el plan forista es que la Junta de Gobierno pueda dar luz verde a la petición de préstamos antes de que se acabe el año. Enero quedaría para licitar y adjudicar y en febrero se podría empezar a trabajar en esos ajustes al proyecto económico. En un primer momento se daría soporte a los pagos del año correspondientes a operaciones ya en marcha y luego llegarían el resto de las inversiones y transferencias. El paso de los meses también permitiría jugar al equipo de gobierno con los remanentes incorporados del año anterior.