El camino a Belén pasa por Somió y se recrea en una decena de hogares que estos días se convierten en una pequeña parcela de Judea para revivir el nacimiento de Cristo. En concreto, en las diez casas de niños de catequesis de Primera Comunión de la parroquia de San Julián que se han apuntado a un concurso de nacimientos que lleva en marcha cerca de medio siglo y para el que no faltan propuestas de todo tipo: desde los efectos especiales con humo hasta la utilización de materiales ecológicos.

Se trata de una actividad con solera para la que cada año hay "entre diez y doce participantes, nunca nos faltan voluntarios", reconoce el párroco de San Julián, Luis Muiña, con el empeño de que Somió siga siendo "una zona de arraigada tradición belenista, es algo que en muchas casas se celebra y esperamos que la tradición se mantenga en los años venideros", indica el párroco.

El concurso arranca en diciembre, cuando los niños de catequesis que lo deseen se apuntan a adornar sus casas con belenes de todo tipo. Ayer fue el día en el que el jurado, compuesto por los propios niños, emprendió ruta para visitar los diez belenes y poder puntuar la labor de sus compañeros. "Normalmente se ponen rápido de acuerdo, no suele haber problema", indicaba ayer entre visita y visita Leopoldo Bertrand, uno de los más fieles colaboradores del evento, acompañado por su nieta María Antonia Cienfuegos-Jovellanos. En su caso, al belén familiar no le falta detalle: desde las figuras heredadas del arquitecto Manuel del Busto hasta plantas naturales que crecen durante el tiempo en que permanece expuesto el belén. Tal es el nivel de realismo de su creación que el nacimiento, para el que fue necesario un mes de montaje, cuenta "con un río y un estanque con agua con una tortuga de verdad que se llama Corazón", relataba la niña durante las visitas, encantada de poder participar en una actividad que ya tiene rango de tradición familiar.

En muchas casas, de hecho, el amor por el belén se remonta a los abuelos, entusiastas colaboradores de las creaciones de los nietos. Es el caso de María Teresa Jiménez, que cada año colabora con el nacimiento familiar enviando desde Ávila varias figuras de escayola pintadas primorosamente a mano, para que luzcan de la mejor manera posible para el concurso. Los hermanos Juan y Lolita Ojeda también han aprovechado la experiencia de la abuela para montar el belén en su casa.

Entre las creaciones de este año no faltan las que cuentan con algunas figuras en movimiento, de cuyas casas sale humo y en las que el agua fluye en ríos y cascadas. Y las que se han elaborado en dos niveles, con el Niño Jesús, María y José refugiados en una gruta y los pastores y los Reyes Magos acercándose desde las montañas en la lejanía. Es lo que han reflejado en su casa los hermanos Ignacio y Javier García Fernández, que tienen puestas "todo tipo de figuras" en un trabajo que, con la ayuda de su padre, lleva dos semanas de montaje.

La familia Peón luce en su casa un nacimiento del siglo pasado, y en la casa de las primas Inés Rodríguez y Carmen Roces las figuras se exponen en la entrada, para que "no ocupe demasiado en casa". Y de paso, para que sea más visible al vecindario y más apetecible para las visitas, puesto que en su nacimiento no faltan las golosinas para los más pequeños. Las primas han colaborado "mucho" en el montaje, porque resulta "muy divertido" y es una tradición que no se puede perder.

Otros, como Soraya y Aitana Álvarez, tienen claro que al belén hay que darle un valor añadido. Y por eso han decidido hacer el suyo de forma ecológica, usando materiales obtenidos en casa, con "troncos, piedras y elementos vegetales de la casa del abuelo".

No faltan los manitas, como los hermanos Carmen y Álvaro Soto, que se han entregado a la tradición belenista modelando sus propias figuras en escayola y pintando a mano cada uno de sus personajes. El favorito de Carmen es "la Virgen María, porque la pinté yo", mientras que su hermano se decanta por "San José".

En casa de la pequeña Elisa Suárez no falta detalle, con un gran castillo de Herodes presidiendo la escena del nacimiento de Jesús. Un montaje para el que ha contado con la colaboración del abuelo, y con el que espera ganar "algún premio".

El galardón es ya el hecho de poder participar en el concurso, como destacaba el párroco, pero aún así en la misa del día de Reyes se hará público el listado de los ganadores, en virtud de los puntos que los propios niños se han adjudicado en cuanto al número de figuras, su originalidad y la perspectiva utilizada. En todo caso todos tendrán premio ese día. Y ayer, después de la ruta belenista por toda la parroquia, también hubo sorpresa dulce: una merendola en la casa parroquial.

Además, el concurso se extiende este año por primera vez a las personas mayores que, aunque no tengan en casa niños de catequesis, siguen poniendo el belén en sus casas. Una tradición que "data de hace muchos años, recuerdo venir de niño a ver el nacimiento que cada año ponía en su casa don Bonifacio Lorenzo, y desde entonces mucha gente se ha ido animando", explicaba Leopoldo Bertrand. Por eso en esta ocasión también se distinguirá a los adultos que conserven ese espíritu navideño en sus hogares, con una visita del jurado en los próximos días en la que se puntuará a la media docena de aspirantes.

Para celebrar estas fechas con sentido histórico y dar cuenta de una de las tradiciones más entrañables de la Navidad.

Su Alteza Real el Príncipe Ben Alí, enviado de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, ha llegado a la ciudad. El Príncipe recibirá a los niños hasta el próximo día 4 de enero en la Escuela de Comercio, de 18.00 a 20.00 horas. En la imagen superior, Ben Alí con dos niños.