Los Reyes Magos son tres y viajan en camello, pero en Gijón cuentan con un ayudante bombero que se desplaza en una furgoneta retacada de regalos para quienes menos tienen en estas fechas.

El gijonés Alejandro Vallejo, reconocido activista en favor de los derechos de los animales, l gijonés Alejandro Vallejo, reconocido activista en favor de los derechos de los animalestenía una espinita clavada con los humanos. "Todo el mundo me decía que mucho ayudar a los animales pero nada con las personas, así que este año me lancé y puse en marcha esta campaña". La "I Campaña Navideña Santos Inocentes", que ayer le llevó a pasarse todo el día repartiendo regalos entre quienes no tienen un techo y duermen en calles y cajeros de Gijón. "Es algo que tenía pendiente y que quise hacer a título personal", explicaba este bombero de Arcelor mientras recorría la ciudad en busca de personas necesitadas con su furgoneta cargada a tope de regalos fruto de su propia iniciativa y de donaciones de comercios y particulares.

Con cajas perfectamente numeradas, Vallejo repartió más de 70 paquetes navideños compuestos por un "kit" de ropa de abrigo con bragas polares, gorros, guantes y calcetines de dos tamaños, polvorones, revoltijo de turrones, zumos, frutos secos, almohadas para hacer más cómoda la estancia en cajeros y portales y 25 litros de chocolate caliente donados por Moka y elaborados "con leche de almendras, porque en mi condición de defensor de los animales he querido que todos los productos estén libres de maltrato animal", explica Alejandro Vallejo. Por eso, además de regalos para las personas sin hogar ayer también repartió pienso y latas de comida para quienes viven en la calle con sus mascotas.

El peculiar rey mago inició su trabajo a primera hora de la mañana, porque "lo primero es localizar a la gente que duerme en los cajeros de los bancos, que son los primeros que desaparecen, antes de que empiece la atención al público, y así pueden tomarse el chocolate caliente". La reacción de quienes recibieron tan especial visita es la misma: "de asombro, flipan, no tanto por el chocolate sino por todo lo que les doy después. Y sobre todo, por el hecho de que haya alguien dispuesto a escucharles", relataba emocionado el bombero. "He escuchado cada historia... hasta me han recitado versos", explicaba en su ruta por la ciudad, ralentizada precisamente por el hecho de que "me tiro una media de 20 minutos hablando con cada persona, están deseosos de charlar".

Como en el caso de Julio Domecq, malagueño que lleva en las calles de Gijón "un año y tres meses", justo el tiempo que hace que regresó de Suiza, donde "trabajé muchos años y conozco mucha gente". De hecho, "dentro de poco vuelvo, ya llevo aquí tiempo suficiente". El necesario para darse cuenta de que "hoy vivo el verdadero Gijón, estoy aquí muy a gusto y hoy veo lo buena gente que hay en la ciudad", aseguraba tras recibir sus regalos apostado a la puerta de un supermercado en la calle Marqués de San Esteban. Y no sólo fueron los regalos para él: su perro "Braki" también se llevó su ración de comida especial por Navidad.

"Vivo en un local que me han prestado y allí puedo lavarme y estar tranquilo", le explicaba a Alejandro Vallejo "encantado" con los presentes y dando gracias al bombero por su gesto. "Aún queda gente buena", aseguraba emocionado el hombre, que pide una ayuda para comer o trabajo como pintor.

La experiencia, que se alargó hasta la noche, resultó "muy gratificante, tanto que en realidad el regalo hoy lo estoy recibiendo yo", confesaba el peculiar Rey Mago. La colaboración ciudadana en los últimos días le ha llevado a acumular tantos productos que hoy tiene previsto seguir el reparto hasta localizar a todas las personas que pasan sus días en la calle. "Hasta tengo ropa, que llevo también por si a alguien le hace falta aunque es complicado por las tallas", señalaba Vallejo.

Todo un ejemplo de que la Navidad, por encima de todo, pasa por compartir.