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El año "desproporcionado" con sidra light

Los lagareros del concejo de Gijón, líder en el sector asturiano, cierran una campaña con cifras récord de corchado y con el convencimiento de que la superproducción "no es buena para nadie" y prevén un caldo "más aguado"

Juan José Tomás, en el lagar de Sidra JR. MARCOS LEÓN

La cosechona de manzana dará sidra light en Gijón. Los lagareros del concejo, líder en el sector asturiano, advierten que la superproducción del fruto "no es buena para nadie" y prevén para esta campaña un caldo "más aguado". "No es lo mismo tener un árbol con 500 kilos de manzana que con una tonelada. Las raíces no tienen alimento suficiente para ello y los componentes acaban aguados", asegura Samuel Trabanco, el mayor productor de Asturias con sede en Lavandera. A pesar de perder fuerza su sabor, la bebida regional tendrá una "calidad aceptable", muy superior a la cosechona de hace dos años. Los lagareros exigen "profesionalización" para regular el sector y evitar picos de producción como el de este otoño.

"Tenemos que ponernos las pilas y realizar técnicas de aclareo -consiste en descargar al árbol de frutos excesivos para obtener menos manzanas y de mayor tamaño- como se hacen en todo el mundo", sostiene Luis Acebal, responsable de Sidra Acebal en Cabueñes. Este lagarero cree que las cosechas van a seguir creciendo, por lo que urge una solución para compensar las producciones entre años pares e impares. En su caso, espera una campaña récord en fabricación de sidra. "Yo llevo al frente de la empresa desde 1991 y nunca vi una cosecha así", afirma.

Para Jorge Blanco, de Sidra Roces, 2018 también será un año que marcará un antes y un después en la historia de su empresa. "Fue desproporcionado, estuvimos hasta la bandera y fabricaremos más de lo esperado: unos 50.000 litros más", dice Blanco. Lo mismo sucede en el lagar JR del Alto Infanzón, en donde no recuerdan una producción tan alta. "En sidra natural alcanzaremos una cifra récord. Creo que será un buen año en calidad y que las ventas nos acompañará", opina Juan José Tomás. No obstante, como recuerda Iván Rubiera, de Sidra Contrueces, "por más que fabriquemos, no se va a vender más": "Dependemos del mercado". Y al consumidor se le estimula, coinciden los profesionales del sector, con calidad.

El caldo de esta campaña no será extraodrinario, pero sí "aceptable", según señala Samuel Trabanco. "No va a ser un gran año en cuanto a calidad, pero es mejor que la de hace dos años. Si hubiésemos tenido un 20% menos de cosecha, la sidra saldría mejor", explica. Porque con tanta manzana, los fenoles, los polifenoles o los aminoácidos acaban "aguados". ¿El resultado? "Una sidra light", resume Trabanco. Y con menos graducación de alcohol, como puntualiza el responsable de Sidra J. R., Juan José Tomás. Aunque ese aspecto no es un problema para los productores: "Mejor, así vendemos más".

La cosechona de manzana, la mayor de la historia en Asturias, deja datos extraordinarios en Sidra Trabanco, que fue además el último lagar en cerrar la campaña el pasado 14 de diciembre. Fueron ochenta días de intenso trabajo (desde el 25 de septiembre), que culminaron con la entrada en las instalaciones de Lavandera de 5,5 millones de kilos de manzana asturiana -2,2 de ellos de fruto certificado por la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias- y medio millón extranjera. "Es un montón de manzana, más del doble de la que recogimos el año anterior", puntualiza Trabanco. El rendimiento es de un 70% y aproximadamente con un kilo se obtiene una botella de sidra.

Sin embargo, Trabanco tiene claro que la superproducción de manzana "no es buena para nadie": "Nosotros estamos agobiados, los cosecheros se frustran porque les queda fruto por vender y el consumidor va a beber los mismo fabricando más o menos sidra".

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