En 1979 Víctor Ullate abrió la primera compañía de ballet clásico en España. Y desde entonces ha estado casi cuatro décadas dedicándose en cuerpo y alma a promocionar este arte. Ahora, en el tramo final de su carrera, como él mismo reconoce, disfruta con la representación de la obra "Carmen", un clásico al que ha dado un toque personal, y que mañana se podrá disfrutar a las 20.30 horas en el teatro Jovellanos. Bailarín y coreógrafo, a lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos reconocimientos, entre los más recientes la medalla de oro al Mérito en el Trabajo en 2016. Ahora llega a Gijón con "Carmen", en un trabajo en el que también colaboran Eduardo Lao en la parte artística, Paco Azorín en el diseño e iluminación, y Georges Bizet y Pedro Navarrete en el ámbito musical.

- ¿Cómo ha conseguido mantener en su obra la esencia del mito de Carmen y a la vez modernizarlo?

-Llevaba tiempo pensando en la obra, pero "Carmen" estaba muy trillada, y no iba a hacer lo mismo de siempre, lo de los toreros, las cigarreras y demás. Un día me encontraba de vacaciones, sonó en mi móvil la música de "Carmen", y me decidí a hacerlo. Presento una Carmen bastante atrevida, distinta, futurista y libre de todo pensamiento y acción. Carmen es una modelo de alto standing y que por la noche necesita liberarse. En esta sociedad siempre se está poniendo etiquetas a todos por lo que hacen. Y en esta obra, con mucha fantasía, y a través de Carmen, se representa la liberación del ser humano. He respetado mucha la esencia, la tragedia, los celos o la libertad de pensamiento y acción, y eso el público lo agradece.

- ¿Qué sorprenderá al espectador?

-Desde el principio sorprende por el concepto, porque todo se desenvuelve en un prostíbulo. Otras claves son la fantasía de la obra, con momentos cómicos, que la muerte está presente desde el principio al final, y que la música es extraordinaria.

- ¿Por qué emociona el ballet?

-Hay que matizar que no todo el ballet emociona, que hay algunos que son solo físicos y técnicos. Pero la mayoría suelen ir acompañados de una historia detrás que llena al espectador. El ballet, como la ópera, es algo que te llega o no te llega, pero tiene un lenguaje universal, no se necesita entender ningún idioma ni saber nada de danza para disfrutarla en un espectáculo.

- Lleva cuatro décadas con su academia, ¿cada vez el público masculino acoge más estos espectáculos?

-Noto que hay una apertura mental, que los perjuicios van cayendo, y que cada vez más hombres van a ver danza. Muchas veces van porque se lo recomienda la pareja, una amiga o una familiar, pero esa gente acaba volviendo a disfrutar de este espectáculo. Después de verlo siempre dicen: "No pensé que la danza fuese esto".

- ¿Qué recuperaría de aquel año cuando abrió la primera compañía de ballet clásico?

-La forma de moverse y la evolución de la técnica se nota mucho. Los cuerpos también evolucionan y hay muchos medios y las personas cuenta con un físico mejor. Recuerdo que cuando empecé lo hacía casi sin medios ni presupuesto, era increíble que saliese todo adelante. Era mucho más artesanal, los fondos eran decorados pintados a mano que se tenían que cambiar. Ahora la tecnología te permite contar con muchos más efectos y agilizar el montaje. La evolución ha sido a mejor.

- ¿Se apuesta suficiente por la cultura en este país?

-El problema es que la energía se nos va por otro lado. Cuando el país está muy pendiente de lo que sucede en Cataluña o con todos los partidos que hay, que además ahora hay muchos, se desvía todo un poco. Y entonces es muy difícil que nos centremos, vayamos al teatro y disfrutemos de esa sensación mágica que es ir a ver durante dos horas una obra al teatro y soñar despierto. En el teatro se ve algo tan bonito como son personas dándolo todo por un aplauso y por agradar al público. Porque el artista tiene que ser generoso, no guardarse nada y proyectarlo todo fuera.

- ¿Qué se necesita para ser un buen bailarín?

-La danza es vocación, necesita mucho dedicación sin estar pendiente del reloj. Trabajárselo y no desistir nunca. La danza clásica es verdad que es muy costosa, con muchos años de preparación y esfuerzo. No es fácil porque necesitas formar mucho tu cuerpo, cada día ir superándote. Y después tienes que adaptar todo ese físico a la música, y olvidarse de la técnica para hacer disfrutar a los demás. Son muchos años de estudio, pero cuando acabas alcanzando el dominio del cuerpo lo acabas disfrutando muchísimo y yo no cambiarías esta profesión por ninguna otra que pudiera ejercer.