Agilidad física y mental, saltarse las normas y no hacer caso a las indicaciones, tener perspicacia y lo más importante: ser rápido y evitar que te atrapen los zombis. Como si de una película de terror se tratase, un grupo de supervivientes retaron al ataque de los muertes vivientes en una especie de yincana por las calles de los barrios de Pumarín y El Llano. "Es un ocio alternativo, una oferta distinta a la noche, la temática zombi está muy de moda, y está teniendo mucha acogida en todos los sitios que la estamos llevando a cabo", explica Nacho Béjar, uno de los organizadores de esta propuesta de ocio que recibe el nombre de "Eventos Zombies LZD", y que ya se ha celebrado en medio centenar de ciudades españolas.

Ana Marqués, Alberto García "Igle", Iván Castro y Diego Fernández fueron cuatro de las cerca de 500 personas que disfrutaron ayer de esta propuesta. "Nos gusta lo nuevo. La cosa es probar y divertirse. Es una experiencia nueva y con un temario que mola. "Esperamos no perder el pulmón y echarnos unas risas, y también confiamos en que no nos dé mucho miedo", señalaron instantes antes de comenzar su aventura como supervivientes al filo casi ya de la medianoche.

Durante toda la noche, los jugadores, divididos entre zombis y supervivientes, tuvieron que someterse a diferentes pruebas hasta ser evacuados. Los que se encontraban en el bando de los supervivientes buscaban no ser capturados por los zombis para llegar al final, encontrar las vacunas, sobrevivir, y si además llegaban los primeros, convertirse en los ganadores del juego.

Para llevar a cabo esta yincana se cuidó hasta el más mínimo detalle. En el punto de control, la sede de la asociación de vecinos Severo Ochoa de Pumarín, los organizadores iban ataviados con vestimenta militar imitando un equipo de seguridad tras un supuesto apocalipsis. Y los zombis iban perfectamente caracterizados para dar miedo a los supervivientes que afrontaban las trece pruebas marcadas.

"Nos gustan mucho todas estas series y películas de zombis, miedo, misterio y ficción", explican Luis Díaz y Mónica Rodríguez, que se declaran seguidores de la serie "The Walking Dead". "Es una forma diferente de pasar la noche y divertirnos. Vengo a pasármelo bien, pero también a ganar", dice Martín Colunga.

Una de las pruebas que tenían que asumir los participantes era la presencia de un aparato que emitía "flashazos" por cada golpe de audio. Se trataba de una oportunidad única para escaparse a los supervivientes, ya que el suelo tenía macarrones, y si los pisabas saltaba el flash, que espantaba a los zombis. Después llegaban a una televisión en la que tenían que quedarse con un código que les abriría una puerta para pasar de fase y acercarse a la salvación. "La clave no es solo el físico, es la combinación entre esa parte y la mental para llegar al final", comentan desde la organización de un evento que agitó la noche gijonesas de ayer para los más jóvenes entre el misterio, la tensión y la diversión.