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Un referente de LA NUEVA ESPAÑA | El personaje

Curso avanzado de "puentismo"

Relato de algunas de las frases más emblemáticas del maestro de periodistas que han quedado en el acervo regional de la profesión

Julio Puente, exdirector de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, fallecido la pasada semana.

De no haber conducido al periodismo sus pasos -enormes pasos, con esos zapatones de un cuarenta y muchos esparramado que parecían tumbas de filisteos-, Julio Puente pudo ser cura. Se le notaba en los funerales, donde repetía, desde el banco de los fieles, las letanías sacerdotales como si estuviera en el altar. Y en las redacciones, donde todo lo que decía iba a misa.

Hombre sentencioso y refranero a su modo, acuñó decenas de frases a lo largo de su carrera profesional que han quedado grabadas a fuego en la memoria de varias generaciones de periodistas asturianos que, a lo largo de más de cuatro décadas, han bebido en las fuentes de su incuestionable magisterio. Y que han quedado muchas de ellas en el acervo de la profesión. Tales como "En cada párrafo, una noticia; en cada línea, un dato"; "No hay nada más periodístico que una columna" o "Hay fotógrafos que inutilizaron medio cerebro de guiñar siempre el mismo ojo". Y como sabía que esta profesión "es un saco de vanidades", a aquéllos que tiraban de largo les decía: "Rogamos al público que se comprima". A los que compaginaban alguna corresponsalía con el periódico les soltaba: "¿Ya estás cosiendo p'afuera?" o "Chaval, ¿a ti quién te paga?". A los que holgazaneaban tras la pantalla del ordenador, haciendo como que trabajaban, les achuchaba con un rotundo "¿Aparte de nada, qué estás haciendo?". Y en la época de las nuevas tecnologías, cuando ya le costaba adaptarse a los ordenadores, solía escucharse, a la hora de hacer la Primera del día, un enorme vozarrón desde su despacho: "Paquiño, chapúzame ese titular". Y si tenía que marchar y quedaba algo por hacer, se despedía del segundo de a bordo con su inigualable "Resuelve con tu habitual maestría".

Si algún redactor le venía con el pavo subido por una exclusiva, le bajaba los humos diciendo "Trae la lata de les medalles". Y por el contrario, si los periodistas deportivos se habían mostrado condescendientes con el Sporting tras un mal partido, les recriminaba con guasa: "¿Qué?, ¿hoy baño y masaje?".

Llambión como él solo, repetía: "Tengo un máster en escaparates de pasteleríes" o "Los milhojas buenos son los de Casa Marina". Y a la hora de la parada del mediodía, con frecuencia se escuchaba de Puente la misma letanía: "En vista de que no pagáis nada, vamos a ver si nos dan unas humildes habichuelas".

Jamás se le oyó un taco, a lo sumo "¡Cagun la vi venir!". O haciendo un exceso: "¡No me toques la vihuela!". Siempre, eso sí, mostró una educación exquisita: "Perdona que te moleste con un asunto menor".

Nadie relata mejor que su contemporáneo Melchor Fernández, exdirector de LA NUEVA ESPAÑA con Puente de director adjunto, un trabalenguas que El Maestro solía repetir en sus mejores años. Y que decía así: "¿Cuántos hermaninos seis? / Semos seis. / ¿Seis seis? ¿Vivos los seis? / El mi hermanu y yo, sí, los demás trabayen".

Nativo de la cuenca del Caudal -"nada malo salió de Mieres"-, con ancestros en la meseta castellana -"Villafrechós, Villalpando... Tierra de Campos", se le escuchaba decir-, inolvidable resulta también una conseja que supuestamente tenía origen en su localidad de cuna. Y que refería así: " Decíalu un tontu de Mieres: porque los años no se pisen como la nieve, sino que se estrapayen como les aceitunes, y aquí no va a quedar ni la Hoja'l Lunes".

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