No ha cumplido aún los treinta años pero Adrián Gutiérrez (Mieres, 1992) ha empezado a llamar a las puerta del mercado del cómic estadounidense. Las dos primeras entregas de la trilogía "1934. El cielo por asalto" han mostrado a los lectores la potencia de su estilo gráfico. Ha llevado a su terreno un asunto de tanta carga histórica e ideológica como el de la insurrección asturiana de los años treinta, la última revolución proletaria europea. Y en ese campo del dibujante asturiano, caben tanto algunos ragos estilísticos del manga japonés como los superhéroes de X-Men. El autor presentó ayer en el Ateneo Obrero el segundo volumen de la serie. Y antes anunció que está metido ya en la harina de la tercera parte. Quiere que esté terminada antes del próximo verano.

"Esa tercera parte es consecuencia de la repercusión que han tenido las otras dos; la idea es tenerla acabada en esa fecha para poder presentarla en la próxima 'Semana negra'", explicó. En la primera y en la segunda entregas pone el foco en la sublevación minera, la ocupación de Oviedo y algunos de los frentes revolucionarios; en la tercera, dibujará la represión de los insurrectos y la ocupación militar de las Cuencas.

Resulta llamativo el interés de dos jóvenes historietistas asturianos, Adrián Gutiérrez y Alfonso Zapico (Blimea, 1981), por la Revolución del 34. Este último, Premio Nacional de Cómic de 2012, se ha ocupado del asunto en "La balada del norte" (Astiberri). "Él es más realista, más costumbrista, más humano, mientras que yo ofrezco una vertiente más fantástica", señaló el autor mierense. "Uno de mis objetivos es acercar la historia a un público joven y hacer un tipo de tebeo que a mí me hubiese gustado leer cuando tenía quince años", añadió.

"1934. El cielo por asalto" está editado por Carmona en Viñetas. El guión es de Rafael Jiménez. Fue éste, autor de "1936. La batalla de Madrid" y "Piel de toro", quien animó a Adrián Gutiérrez a dibujar la revolución de los mineros asturianos. Ambos comparten el gusto por los superhéroes y sus bizarrías. La primera entrega se agotó y la segunda, en plena promoción, lleva ese derrotero. No parece que el tratamiento dispensado por el dibujante mierense a los portagonistas revolucionarios disguste. Tampoco a los apologistas de la controvertisa insurrección. "En Pola de Lena, un anciano de más de ochenta años me dijo que era el primer cómic que leía, atraído por la historia", relató el dibujante.