Un vecino de Gijón de 60 años, que se enfrentaba a un delito contra la seguridad vial por triplicar la tasa máxima de alcohol en sangre permitida, ha salido absuelto del proceso judicial que pesaba contra él después de lograr demostrar que fue un medicamento lo que alteró los resultados del análisis practicado por la policía.

Los hechos descritos ocurrieron en el mes marzo de 2017. El procesado -asistido durante el procedimiento por el abogado Guillermo Calvo- se encontraba conduciendo un vehículo a motor en las proximidades de la avenida Eduardo Castro, en Gijón, hasta que se detuvo ante un semáforo que le vinculaba. Cuando quiso arrancar nuevamente para continuar la circulación no pudo hacerlo. Una vez personada en el lugar una dotación de la policía, los agentes le instaron a realizar la prueba de alcoholemia correspondiente. Pero el conductor no podía soplar pues carece de laringe desde el año 2000 después de que se le practicase una laringectomía que le obliga desde entonces a respirar a través de una traqueotomía.

Ante su imposibilidad de soplar a través del sistema de aire se sometió voluntariamente a una prueba de detección de alcohol en sangre que arrojó un resultado de 4,23 gramos de alcohol por litro de sangre -el máximo permitido está en los 1,2 gramos por litro- que equivale a 2,11 por aire espirado. Pese a que entonces el conductor ya alegó que tomaba periódicamente el medicamento "hidroxil" -cuya ingesta puede alterar los resultados en los análisis de sangre- el conflicto llegó al juzgado y la Fiscalía interesó que fuese condenado a ocho meses de multa con una cuota diaria de diez euros (2.400 euros) y dos años de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores.

Tras exponer las pruebas oportunas ante el magistrado del Juzgado de lo Penal número 2, logró la absolución. La sentencia, además de aceptar que el medicamento puede alterar los resultados, incide en que los actos del acusado el día de la sanción no correspondían con los de una persona que hubiese bebido pues tuvo una conducta correcta, no olía a alcohol y colaboró con la policía. En suma, ha logrado salir absuelto.

No obstante, cabe señalar que al final del año pasado, Tráfico alertó del aumento de conductores que dan positivo en los test de alcohol y de drogas que se practican habitualmente. Y al hilo de esto, la asociación Automovilistas Europeos Asociados exigió que fuese obligatoria la instalación de dispositivos que impidan el arranque de vehículos en el caso de autocares, autobuses y camiones cuando sus conductores hayan consumido alguna de esas sustancias.