En abril de 1936, en las postrimerías de la Segunda República antes de que estallara la Guerra Civil, dentro del anarcosindicalismo español surgió una organización feminista llamada Mujeres Libres. Ayer, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, Esperanza Negueroles, economista y estudiosa de la historia de las mujeres, recordó el significado de Mujeres Libres a través de una charla que tituló "Las olvidadas de la República", dentro de las actividades de la XXII Semana del Aula Popular "José Luis García Rúa".

Comentó la conferenciante que en los años de la Segunda República los partidos y organizaciones de izquierdas defienden un cambio en el papel de la mujer, por ejemplo reivindicando igual salario a igual trabajo, mientras que las derechas y la Iglesia consideraban que "era subvertir el orden establecido", defendiendo el papel de la mujer como "ángel del hogar, que luego fue lo que se impuso tras la Guerra Civil".

En ese contexto histórico, las anarquistas de Mujeres Libres tuvieron como objetivo esencial, explicó Esperanza Negueroles, "combatir lo que llamaban la triple esclavitud de las mujeres: la ignorancia, los trabajos con menos salario que los hombres y que no se considerase a las mujeres población de segunda o de tercera".

Mujeres Libres tuvo su antecedente en una revista con el mismo nombre que, en 1934, fundaron Amparo Poch y Gascón, Lucía Sánchez Saornil y Mercedes Comaposada. También subrayó Esperanza Negueroles que la Agrupación de Mujeres Libres, ya en plena Guerra Civil, llegó a tener más de 20.000 afiliadas, especialmente en la zona de Cataluña.

Tras la intrvención de Negueroles tomó la palabra María Luisa San José, quien esbozó el papel de las mujeres en el sindicalismo durante la Transición, que no siempre fue fácil y bien comprendido incluso por los sindicalistas hombres.

San José y Negueroles fueron presentadas por Ana Carpintero, sindicalista de la Corriente Sindical de Izquierda (CSI).