Uno de los mejores conocedores de la montaña asturiana, el gijonés Juan Delgado García, falleció ayer a los 86 años de edad. El también empresario y propietario de Fundiciones Infiesta, la empresa que fabricó la barandilla del Muro de San Lorenzo y las farolas "estilo Gijón", nació en esta ciudad el 24 de junio de 1931, en una casa de la calle Caridad, en el ensanche de El Arenal. Era el pequeño de cuatro hermanos de las que ya solo quedan con vida las dos mujeres: Aurora y María Teresa.

Estudió en la Academia España que dirigía Cándida Aguirre y después cursó en la Escuela de Comercio. De la guerra civil, que le tocó vivir de niño, solía recordar, en conversaciones con los amigos montañeros, el racionamiento y el correr de la gente a refugiarse en la playa de los bombardeos. Su modo de ser austero en la vida le vino de ese tiempo de penuria que le marcó para siempre, como él mismo reconocía. A los 28 años contrajo matrimonio con Sara Zapico, nacida en La Felguera, a la que conoció en una excursión montañera por Sajambre (León). No tuvieron hijos.

En 1985, junto con su hermano Blas, ya fallecido, adquiere la empresa en la que trabajaba, Fundiciones Infiesta, de la que ha sido presidente y máximo accionista. Hombre de elevada estatura, próxima al metro noventa, jugó al baloncesto en los equipos del Grupo Covadonga.

Pero si hubo un acontecimiento que marcó la trayectoria vital de Juan Delgado, fue una excursión de joven con varios amigos al Pico Fario, vértice en el que confluyen los concejos de Gijón, Siero, Villaviciosa y Sariego). Tenía 18 años y acamparon en ese lugar varios días. Se le metió dentro entonces el gusanillo de la montaña, que ya nunca le abandonaría, hasta hacer de él uno de los montañeros más reputados de la región, y uno de los mejores conocedores de los Picos de Europa, histórico miembro del grupo Torrecerredo. Buena parte de ese amor a la montaña se lo debe a la amistad con José Ramón Lueje, leyenda del montañismo español que le nombró director de la Escuela de Alta Montaña. Con el padre Laínz, jesuita y uno de los principales nombres del estudio de la botánica en España, salió también mucho al monte. Como con su íntimo Juan Torío, de quien llegó a decir que "éramos como hermanos".

Fue autor de varios libros de montaña: "Naturaleza y vida en los Picos de Europa"; "El cordal de Ponga" y "Ubiña, alta montaña". En los tiempos en que aún no existía el servicio de rescate de montaña en Asturias, Juan Delgado y otros miembros destacados de la Escuela de Alta Montaña participaron en numerosos rescates, poniendo en ocasiones en riesgo sus vidas. Los más sonados, el de Berrio y Ortiz, que perdieron la vida en 1969 en una escalada invernal; y el de Lastra y Arrabal, un año después, ambos en el mítico Urriellu.

El funeral por su eterno descanso se celebrará esta tarde, a partir de las cinco, en la iglesia parroquial de San Julián de Somió. A continuación los restos mortales de este prohombre de la montaña asturiana serán conducidos al tanatorio de Cabueñes, donde serán incinerados.