Un pintor gijonés de 33 años ha sido condenado por un delito contra la salud pública a dos años de cárcel y al pago de 3.219, 65 euros de multa -con un día de privación de libertad por cada cuota de 50 euros no pagada- después de quedar probado su implicación en el tráfico de drogas. Una pena aceptada por el procesado después de confesar los cargos que pesaban contra él en sede judicial.

Al juzgado llegó el asunto después de que en un registro practicado en el trastero de su vivienda se le interviniesen poco más de treinta gramos de cocaína -con una riqueza del 73 por ciento y valorada en 3.219,65 euros- dispuesta para su venta además de diferentes objetos destinados al tráfico cmo una balanza o una prensa hidráulica, entre otras. Además de la confesión, se apreció en su favor a modo de atenuante para emitir la sentencia que el ahora condenado era consumidor habitual de drogas tóxicas y estupefacientes al tiempo de cometer los hechos, "lo cual limitaba sus facultades intelectivas y volitivas".