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Teresa Orengo Caus, médica experta en conductas adictivas: "En España se ha triplicado el número de adictos a los analgésicos"

"El problema es casi una pandemia en EE UU, pero no hay que confundir: los opiodes bien indicados contra el dolor severísimo son un gran hallazgo"

Teresa Orengo Caus.

Una sobredosis de analgésicos opioides acabó en 2016 con el cantante Prince y el peliculero doctor House comprometía su prestigio y su trabajo por su adicción a la "Vicodina". Ambos casos son dos caras de una misma moneda: la del enorme problema en que se ha convertido en países como Estados Unidos el consumo de analgésicos contra el dolor. Hay expertos que ya hablan de una epidemia de adicción en Norteamérica, que avanza hacia otros países. En España, en concreto, la alerta está lanzada.

Sobre la prevención y el manejo de la dependencia a estos analgésicos opioides versará la jornada que hoy jueves, en la Academia de Ciencias Médicas de Gijón, se va a llevar a cabo organizada por la entidad Socidrogalcohol-Asturias. La doctora Teresa Orengo Caus, especialista en adicciones desde hace 20 años, coordinadora de la Unidad de Conductas Adictivas Grao, del Clínico Malvarrosa (Valencia), será quien ponga en claro el problema.

-¿Me explica qué son los analgésicos opioides?

-Son medicamentos para el dolor, de la misma familia que la morfina, que se han desarrollado en los últimos años y tienen una gran potencia. La irrupción en el mercado de estas sustancias, que además logran mucho efecto por vías de administración de acción muy rápida, es lo que ha empezado a generar un problema. La industria vende esos opioides muy potentes para un montón de cosas, pero la indicación real de alguno de ellos es muy clara: sólo son para el dolor irruptivo oncológico. Nada mas. De ahí que se deba usar de forma muy controlada, no como se está utilizando. Son fármacos peligrosos, que tienen de momento poca limitación a la prescripción en médicos generalistas.

-Pero no discrepa de su valor terapéutico.

-No, para nada. No hay que confudir las cosas. Bien indicados son fantásticos, un gran hallazgo. El hecho de que un paciente con cáncer, que atraviesa picos de dolor muy intenso, pueda tener un medicamento que inhala por la nariz y en cinco minutos le quita el dolor es algo genial. Pero, claro, no podemos tratar igual ese caso que, por poner un ejemplo, el dolor de rodilla de un anciano con artrosis que va a estar medicado toda la vida.

-En España ¿cómo de importante es el problema de la adicción a estos opioides?

-Está siendo un problema cada vez más importante. Diría que en los últimos tres o cuatro años se ha multiplicado por tres el número de adictos aunque en el volumen general de consultas por la dependencia supone menos del diez por ciento. Pero la alerta está creada y estamos reaccionando ante ella porque tenemos la experiencia americana donde el problema es tremendo, hay una auténtica pandemia con esto. Aquí hemos de estar pendientes, y hay que ofrecer alternativas terapéuticas y tratamiento a los pacientes que ya hay enganchados, que son muchos.

-Precisamente la Agencia Española del Medicamento advertía el pasado año de ese incremento de dispensación de algunos de esos fármacos de los que habla.

-Sí, seguro que se referían al fentanilo. En España ocurre que teníamos una ratio muy baja de tratamiento del dolor con estos fármacos opioides, y eso tampoco es bueno porque el dolor grave hay que tratarlo. El paciente no debe sufrir en una enfermedad grave. Pero entre el tratamiento del dolor del que hablo y el uso de estos medicamentos de manera generalizada en pacientes con los que no se ha pasado antes por escalones previos de tratamiento, hay mucho margen. Lo bueno es que la administración sanitaria se ha puesto en marcha ante este problema, los médicos también estamos tomando medidas y se está formando a la gente.

-¿Qué tipo de paciente está sufriendo este mal uso de los opioides?

-Sería el paciente con dolor o sin dolor que empezó a tomar habitualmente este medicamento con prescripción médica, normalmente fuera de indicación, que hace una complicación que es una adicción. La lectura crítica tiene doble vertiente: a veces somos los médicos los que, por decirlo de una forma popular, matamos moscas a cañonazos con la prescripción y damos analgésicos muy potentes para un problema que con otras terapias más suaves, con ejercicios, o con ayuda psicológica, se podría abordar también. Y a veces también hay mucha responsabilidad de los pacientes porque ven más fácil tomarse una pastilla o aplicarse un inhalador que abordar otro tipo de medidas que requieren más esfuerzo.

-¿Somos una sociedad que ha sobrevalorado las pastillas para todo?

-Es que hay pastillas muy eficaces... Todo esto no significa que considere que esas pastillas nos deben ser utilizadas. No. Hemos de tratar el dolor, pero abordarlo de una forma holística. En la medida en que controlemos la medicación de manera adecuada y pongamos en marcha otras estrategias de abordaje del dolor, el riesgo de adicción disminuye muchísimo.

-¿Hay determinadas enfermedades que, con mayor frecuencia, acaban derivando en una toma inadecuada de analgésicos opioides?

-No tiene tanto que ver con el diagnóstico de la enfermedad de base, sino con los factores de riesgo que tenga el paciente, o la potencia del opioide. Lo que dice la evidencia científica es que los pacientes que toman medicación opioide para el dolor de manera controlada y correcta no suelen generar una adicción.

-Con una sanidad pública tan desarrollada como la española, donde la receta del medicamento depende en buena medida de que la facilite el médico de la Seguridad Social, ¿el problema del abuso de estos fármacos no debería estar mejor encauzado?

-Sí, lo está; por eso mismo nosotros no tenemos descontrolado el tema ni nos acercamos de lejos a lo que ocurre en América. Y además, estamos trabajando en muchos sitios con exertos de adicciones, de la unidad del dolor, internistas, oncólogos... hay mucho 'runrún' en la comunidad médica con este problema y en casi todas las comunidades autónomas hay grupos de trabajo orientados en este problema y formándose.

-¿La adicción a opioides repercute en deterioro orgánico?

-La adicción de por sí es un trastorno que afecta en todas las áreas de la vida de esa persona. El problema no es, por decirlo de alguna manera, que se tenga abstinencia o no. El problema es que altera todos los patrones y esferas de tu vida. La adicción ocupa un tiempo que puedes dedicar a otras cosas, el afectado desarrolla conductas de búsqueda del fármaco de forma desesperada, desatiende otras necesidades... Y luego están los efectos secundarios por el uso continuado de la sustancia: cognitivamente va a ser una persona que esté afectada (en la memoria, la concentración) puede generar alteraciones en el estado de ánimo. También hay más riesgo de sobredosis porque son gente que pierde la noción de la realidad del consumo. En EE UU hay muchas muertes por sobredosis... Hay un mantón de factores que alteran tu vida diaria y la de tu entorno.

-¿Y hay un perfil tipo de adictos?

-No. Si acaso, son personas algo más mayores porque son los que tienen más patologías asociadas a este consumo de analgésicos contra el dolor. Por ejemplo, personas que sufrieron un fracaso de una cirugía de espalda, con problemas osteoarticulares, gente joven que ha tenido accidentes... pero no hay un perfil definido. Sólo gente que sufre dolor, a los que se les administra una medicación inadecuada y sin suficiente seguimiento.

-Siempre se dijo que España era un país con muchos pacientes reacios a tomar opioides, aunque lo necesitaran?

-Sí, ese es un problema también. Es cierto que aquí tocamos el tema del exceso pero también del defecto. Hay mucha estigmatización con los tratamientos opioides; la gente asocia la morfina a estar fatal, a punto de morir, y no. Hay que tomar la medicación cuando es necesario y no hay que padecer dolor. A los médicos de Primaria a veces les cuesta convencer al paciente de que tome una medicación que va a mejorar su calidad de vida. Y tampoco hay que ver las cosas así.

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