Era mayo de 2016 cuando la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Gijón aprobaba la adjudicación a la empresa Rya Residencias de la concesión para la construcción y gestión de una residencia universitaria en la Milla del Conocimiento. Era el tercer intento municipal por sacar adelante un equipamiento de este tipo como complemento al campus universitario. Ayer, veinte meses más tarde, la Alcaldesa, la forista Carmen Moriyón, acompañaba a los directivos de la empresa Dionisio Ramos y Pedro Artés y al arquitecto Martín Lejarraga en la presentación oficial del nuevo equipamiento que, si todo sale bien, empezará a construirse en "mes o mes y medio" en la conocida como parcela de la "Semana negra" con el objetivo de estar operativo al iniciarse el curso 2019/2020.

Si todo sale bien no es una coletilla baladí porque el interés de Gijón por tener una residencia universitaria -puesto sobre la mesa desde finales de los años noventa del siglo pasado- no ha parado de sumar conflictos. Operaciones fallidas con anteriores promotores, idas y venidas al juzgado del Principado, la Universidad y el Ayuntamiento en la pugna por la titularidad de la parcela actual y, en los últimos tiempos, la imposibilidad de dar la licencia a Rya hasta concretarse parte del proceso de revisión del Plan General de Ordenación (PGO).

El proyecto, con una inversión que ronda los 9 millones de euros, se presenta no tanto como un edificio meramente residencial sino como un conjunto de instalaciones abierto a toda la comunidad universitaria y a los vecinos del Parque Tecnológico. Y en ese aspecto tiene especial incidencia el área deportiva con dos pistas de pádel, una zona de aparatos y un rocódromo con un anfiteatro con 200 plazas. El complejo suma un aparcamiento exterior cubierto de 56 plazas, un circuito de running, un bosque arbolado con mesas multiusos y zonas de cultivo con huertos para los residentes.

Las zonas comunes, que se centran en la planta baja del edificio, incluyen lavandería, salas de estudio, recepción y un espacio hostelero abierto a todo el campus con capacidad para 200 comensales al tiempo. En cuanto a las habitaciones -ubicadas en las dos plantas superiores del edificio y organizadas en varios pabellones para garantizar mayor luminosidad y mejores vistas- la oferta es de 226 plazas. Son 72 habitaciones dobles y 82 individuales: 68 sencillas, 8 estudios y 6 habitaciones adaptadas para personas con discapacidades físicas. Es una primera fase. Si el proyecto resulta rentable la empresa tiene capacidad para ampliar la residencia. El precio mensual del alojamiento es de 400 euros en habitación compartida y 475 en individual.

Carmen Moriyón festejó ayer el arranque de este proyecto y lo ponía en relación con otras iniciativas centradas en el entorno del campus como conseguir el grado de Educación Física o la reforma de los espacios deportivos de la Laboral. "Queremos que sea el mejor campus de Madrid para arriba", concretó la Alcaldesa.