Ana Braña y su equipo de la concejalía de Hacienda llevan semanas y semanas repitiendo sumas y restas para cuadrar números. Y lo que les queda porque, en materia presupuestaria, 2018 empieza más enrevesado de lo que acabó 2017. Llegadas las Navidades, Carmen Moriyón decidió dejar de darle vueltas a un presupuesto que no sumaba los votos necesarios para salir adelante en el Pleno. Así que optó por dar un paso al frente, asumir sus prerrogativas de Alcaldesa, firmar un decreto de prórroga y tomar las uvas con las cuentas claras.

No era la primera vez que Foro tenía que enfrentarse a un presupuesto prorrogado. Ya había experiencia. La primera decisión fue contratar un nuevo préstamo de 16,5 millones de euros para hacer frente a los pagos más inmediatos en inversiones comprometidas y buscar algunos ahorros para afrontar las necesidades de convenios nominativos que quedaban fuera de la prórroga presupuestaria. La idea era llevarlo todo al Pleno de febrero. Sería la primera modificación presupuestaria del año.

Foro se mantuvo firme en su programación pese a que el Pleno de enero, a iniciativa del PSOE y por acuerdo mayoritario de la Corporación, instó al equipo de gobierno a llevar un presupuesto completo para 2018 a esa misma sesión plenaria de febrero. El reto era que Foro presentara un proyecto económico que diera pie a que todos pudieran debatirlo con luz y taquígrafos en el salón de plenos. A ser debatido, y luego a ser votado. El PSOE desistió en el último momento de exigir a Moriyón que el siguiente paso fuera presentar una cuestión de confianza ligada al presupuesto. Pese a ello, Foro optó por desoír el mandato plenario y seguir su hoja de ruta.

Pero lo que el gobierno forista no puede desoír son los mandatos de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. Gijón acaba de incumplir el parámetro de la regla de gasto y eso impone presentar un Plan económico-financiero con ajustes a dos años para volver a la senda de la normalidad legal. Aún hay margen legal en el calendario pero hay que empezar a pensar en tomar decisiones. Sobre todo hay que decidir donde se mete la tijera. La Alcaldesa ya dio una pista al afirmar que el gasto social no puede ser ilimitado.

Así que la concejala de Hacienda tendrá que volver a sacar la calculadora y repasar los números. Ahora mismo, el Ayuntamiento de Gijón tiene un presupuesto de gasto de 202,1 millones de euros, que se eleva a 285,5 millones en el consolidado que vincula a todos los organismos y empresas del Grupo Ayuntamiento. El problema es gastar porque los ingresos están garantizados: la previsión son 310 millones en el consolidado.