Se abría el Centro Municipal de Empresas que ocupaba, en El Cerillero, una antigua fábrica de vidrios. Se trataba de dar espacios físicos a aquellos negocios de nueva creación que necesitaban una primera ubicación para poner en marcha sus proyectos, y lo hacía en un ejemplo de arqueología industrial en Gijón. En la actualidad Cristasa sigue siendo uno de los motores de Impulsa cuya sede central está en el Parque Científico Tecnológico.