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Familias afincadas en Gijón con renta social revenden los productos financiados por el Ayuntamiento

Los usuarios, que cobran 2.000 euros, compran electrodomésticos que luego llevan sin usar a locales de segunda mano para obtener un doble beneficio

Establecimiento colaborador con los beneficiarios de la tarjeta de renta social. JUAN PLAZA

Varias de las familias afincadas en Gijón y que desde el verano disfrutan de la renta social básica han optado por sacar un mayor rendimiento a estas ayudas municipales de 2.000 euros anuales revendiendo en tiendas de segunda mano los productos que adquieren en los comercios colaboradores con este programa -que cuenta con el respaldo de la Unión de Comerciantes- y así aumentar sus beneficios. Esta "práctica habitual" se ha detectado especialmente en tiendas dedicadas a la venta de electrodomésticos, que coincide son los productos que lideran la facturación total hasta el momento, y ya ha sido puesta en conocimiento del Ayuntamiento después de que la policía constatase varios casos recientemente, hablando con los dueños de establecimientos del ramo. Lo que para muchos podría ser un simple ejercicio de picaresca española, en este caso resulta ser un comportamiento que vuelve a poner en cuestión el ya de por sí manido debate sobre la viabilidad de la renta social en el municipio gijonés.

Uno de estos episodios tuvo como protagonista a un hombre de nacionalidad rumana, con antecedentes policiales y vecino de Gijón, que compró en una tienda de electrodomésticos una secadora, una lavadora y una nevera que en suma costaron más de 1.100 euros. Acto seguido, y sin ni siquiera sacar los productos del embalaje, se dirigió a una tienda cercana de compraventa para revenderlos en perfecto estado. Por esta actuación logró 500 euros de beneficio. Fruto de las inspecciones rutinarias que la policía realiza en estos establecimientos se descubrieron los artículos y se interesaron por este hecho, dado que este hombre ya había sido detenido con anterioridad por la policía por un altercado en un local. Al tramitar las diligencias oportunas, los agentes pudieron confirmar que era uno de los más de mil beneficiarios de la renta social que hay en Gijón desde su implantación el pasado mes de agosto y que ha permitido facturar al comercio local 1,62 millones de euros.

Las pesquisas policiales no concluyeron ahí y se pusieron en contacto con varios comerciantes de la ciudad especializados en la venta de electrodomésticos. El mensaje tenía un denominador común: perciben esta práctica como un hecho habitual. ¿Por qué lo sospechan? Cuando alguien compra este tipo de aparatos y se los envían a su caso lo más normal -aseguran los comerciantes- es que el técnico instale las lavadoras, neveras o productos similares para sellar la garantía o explicarles el funcionamiento idóneo de los aparatos.

Varios establecimientos de este ramo consultados confirman -y así dieron cuenta de ello a la policía cuando se interesó por el tema- que se han encontrado a muchos compradores que al llegar la mercancía a sus casas les piden que se lo dejen allí, sin instalar y sin ni siquiera quitar el embalaje. Tal es de habitual la práctica detectada que el Ayuntamiento ya es consciente de este uso fraudulento que pone en duda una vez más la viabilidad de la renta social a pesar del beneficio.

La pasada semana se ofrecieron datos que ponían en valor la renta social de la que disfrutan familias con pocos recursos. Se había efectuado 15.472 ventas en 232 pequeños -la tercera parte de los cuales están en el barrio de La Calzada- comercios de la ciudad con un balance económico de 1.617.201 euros. El 34,06 por ciento del importe facturado sirvió para adquirir electrodomésticos y mobiliario básico; el 23,27 por ciento en ropa; un 13,30 por ciento en equipamiento deportivo; un 11,07 por ciento en calzado; un 9,44 por ciento en equipamiento del hogar y otros pequeños porcentajes repartidos en material oftalmológico, audiología, ortopedia, medicamentos, reparaciones en la vivienda y dentistas.

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