Gijón puso ayer punto final al que probablemente haya sido el Antroxu más reivindicativo de los últimos años. "Animaos, que no puede haber solo once charangas en Gijón", clamó Miguel Ángel González, presidente de la charanga "Folixa pa Toos", en el momento de recoger su premio como tercer clasificado. Una petición que se sumó a la que realizaron los miembros de "Perdíos de los Nervios", novenos clasificados, en favor de la diversidad: "que nadie te diga quien puedes y quien no puedes ser", aseguraron mientras ondeaban sus banderas multicolor.

Más allá de reivindicaciones, los grandes vencedores de esta edición del Antroxu fueron "Los Restallones", primeros clasificados del XXXI Concurso de charangas. "Es una sensación indescriptible, hay mucho trabajo detrás, mucha gente implicada, para poder conseguir esto. Todo el esfuerzo merece la pena", aseguró su presidente, Francisco Rodríguez, quien también quiso animar a los gijoneses a crear más charangas -como hicieran este año "Los Cruzaos de Ceares", agrupación que debutó-, porque "desde dentro, se vive el Carnaval de otra manera". La charanga obtuvo así el octavo entorchado de su historia, el último, hace cuatro años. En segunda posición repitieron "Xaréu n'el Ñeru" y el podio lo cerraron los campeones del pasado año, "Folixa pa Toos".

Tras la entrega de premios tuvo lugar el funeral de la sardina madre de este año, Cris Sardaxian. Y es que, por primera vez en la historia, se "indultó" a una sardina, a su hija Kimber Sardaxian, que se mostró muy apenada por el fallecimiento de su progenitora. Su madre no pudo aguantar el ritmo festivo de la benjamina en estos Carnavales. "Llevaba encima una barrica de sidra", aseguraron en su velatorio, "era como la Guardia Civil, cerraba todos los bares. Algunas veces hasta los barría. Eran muy de salir, unas salidas". Los excesos festivos y la "mala vida" que le daba su hija fue lo que la llevó a la lata de sardinas. "Dicen que fue del disgusto por ser yo tan rebequina, que no pudo aguantar más mis caprichos de mocina", aseveró su hija, quien queda ahora a tutela de Moriyón y no de Cherines "que eso no es pelo, son crines". La fallecida mascota también se acordó del PSOE "que están muy a la derechina".

Como legado, dejó a Gijón "un puñadín de tapones, pa tapar las chimeneas, los humos y poluciones, que sin que nos demos cuenta, nos matan de forma lenta" y un par de peticiones: "que el Sporting suba a primera división, que venga ya esa entrenadora y les dé un buen empujón" y, sobre todo, "que el Ave llegue ya a Asturias. Que es una vergüenza, por dios, que se tarden dos horas desde casa hasta León. Y otro tanto con las vías, que lo arreglen ya, redios; el metrotrén, otro lastre, qué vergüenza pa Gijón". El ruido de tambores de las charangas despidió el Antroxu hasta el próximo año.