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JAIME SANTIRSO | Poeta y periodista que trabaja en China, presenta su primer libro

"China está dando pasos significativos para ser más relevante en la gobernanza global"

"En 'Encuentro' relato el momento de mi descubrimiento de la poesía, algo que me era ajeno hace tan sólo dos años"

Jaime Santirso, ayer, durante la entrevista. JUAN PLAZA

Sostiene sus dos metros de altura, o por ahí, con dos muletas. Una lesión deportiva. Y así ha vuelto de Pekín, donde reside desde 2014 y trabaja para una empresa dedicada a la biotecnología. Y es que Jaime Santirso (Gijón, 1990) no quería perderse el alumbramiento editorial de su primer libro, "Encuentro" (Trea). Es periodista por la Universidad de Navarra, además de máster en Relaciones Internacionales por Tsinghua University y fotógrafo.

-Puede sorprender que un libro con tanta prosa salga en una colección de poesía...

-Es una de las señas del libro: el juego entre géneros, narrativa y poesía. Y es también uno de sus puntos de interés. El editor tomó una decisión que está justificada, porque el libro trata de poesía y sus piezas centrales son poemas.

-¿Qué es "Encuentro"?

-Trata de un descubrimiento y de la relación de una persona con el arte. Identificamos la poesía con una voz personal, aunque yo quería algo que fuera universal.

- También puede leerse como una historia de iniciación, en este caso al mundo de la poesía.

-Sí, de acuerdo. Quería que fuera una cápsula de tiempo en la que pudiera atraparse la frescura que siente alguien al encontrar una nueva manera de expresarse. Hay algo también deliberadamente naíf, en el contenido y en la forma. Un modelo podría ser, sólo que hablamos de una obra maestra, "El guardián entre el centeno" (J. D. Salinger).

-¿Y cómo descubrió Jaime Santirso la poesía?

-Como lo cuento, más o menos, en "Encuentro". Y fue un momento muy poderoso. Hace sólo dos años la poesía me era ajena. Empecé a escribir y a leer. Como hay una tradición que no conozco bien, quería encontrar un marco en el que encajaran esos poemas míos. De ahí surge la historia y la escritura del libro: el descubrimiento de algo nuevo.

- En la primera parte, "Roberto Gris", me parece ver una contradicción en la crítica a la rima y el elogio del hip-hop...

-Tenía muy fijada la idea, al igual que otros muchos, que sólo es poesía cuando hay rima. Hoy sabemos que todo eso es mucho más flexible. Pero al referirme al hip-hop, es más a su impacto social y cómo ha asumido la influencia que tuvo la poesía.

- ¿Por qué la poesía ha perdido influencia?

-Por su falta de acercamiento a las cuestiones de cada día. Hay una percepción de que la poesía es algo elitista. He escrito ese libro para demostrar que no es necesariamente así y que cabe un contacto pop con ella. No es necesario revestir la poesía de oscurantismo, sino todo lo contrario.

- Lo que parece evidente es que cree poco en las fronteras entre géneros.

-No necesariamente, porque pienso que lo fundamental es el ritmo de las palabras. Tiene que ver con una concepción musical de la lengua. Al vivir en Pekín, utilizo muy poco el español, así que si lo empleo disfruto mucho y supone un afianzamiento de la personalidad. Me pasa como a Amos Oz cuando dice que no puede ser objetivo con el hebreo: es su instrumento musical.

-Pese a lo que se dice, hay una joven generación de autores españoles cuyos libros de poesía sí venden muchos ejemplares. Autobiografía y prosaísmo, dos características que encontramos en "Encuentro". ¿Identificación con esos poetas?

-Cierto, hay unos poetas que están recuperando ese espacio para la poesía y con ventas impensables hace unos años. Pero muchas de esas cosas que leo no me gustan, me parecen infantiles. Tiene sentido porque buena parte de su público es adolescente. Ahora bien, el fenómeno es muy interesante por esa reacción popular hacia una género que se identifica con elites culturales.

-¿Y cómo compagina ese interés por la poesía con el periodismo y con la fotografía?

-Tuve la suerte de un hiato temporal que dedique a trabajar en "Encuentro", con calma y en casa. El proyecto estaba encarrilado cuando volví a Pekín. Tengo la suerte de un trabajo que, siendo exigente, me permite la separación con otros intereses personales. Bueno, es algo con lo que disfruto. Lo mismo me ocurre con la fotografía. Hago fotos de viajes. Empecé en la Ruta Quetzal, con (Miguel) de la Quadra- Salcedo. La fotografía es una manera de estudiar entornos nuevos de manera más detenida.

- ¿Y por qué la elección de Pekín para trabajar?

-Allí todo cambia a una gran velocidad y te contagias de ese ritmo. Uno tiene la sensación de que todo es un reto, lo que puede resultar un poco estresante; sin embargo y al mismo tiempo, es una oportunidad de aprender cosas nuevas. Lo que hago allí es contribuir a la expansión internacional de la empresa para la que trabajo y colaboro con RNE, semanalmente, en una conexión con Asia.

- Nunca el gigante chino ha estado tan despierto...

-Es un tiempo muy divertido. Fui allí a estudiar Relaciones Internacionales. Buscaba algo que pudiera capitalizar y fuera diferente. China era la respuesta obvia. El Gobierno chino me concedió una beca. Es todo muy interesante: China vive su resurgimiento dentro de la política internacional, en la que Xu Jinping busca un papel más preponderante. Ese proceso se ha acelerado en los dos últimos años.

- ¿Está llamada a ser la próxima gran superpontencia?

-No sé en qué momento se producirá ese cambio de liderazgo, pero China está dando pasos significativos para jugar un papel más relevante en la gobernanza global y acorde a su peso económico. Y le interesa presentarse como una fuerza favorable al "statu quo". Buena parte de la deuda estadounidense está en manos chinas. Su debilidad es el alto endeudamiento privado, lo que no ocurre con el público.

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