Gijón, desde las alturas, siempre ha ofrecido imágenes espectaculares. Pero, de vez en cuando, también preocupantes, por el manto oscuro que con cierta frecuencia cubre la urbe asturiana, atribuido en buena medida a la contaminación atmosférica que sufre la ciudad y que tiene en pie de guerra a movimiento vecinal y colectivos sociales.

Este jueves la campana sobre Gijón era bien visible, acentuada por las nubes bajas, como muestra esta panorámica tomada por el fotógrafo de LA NUEVA ESPAÑA Ángel González desde la carretera que sube a La Providencia.