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El Acuario encara una nueva etapa con el reto de mejorar su atractivo y su proyección exterior

Se licita una concesión por un total de veinte años y un valor de 32,4 millones, con un plan de reformar el pingüinario y la dársena

Un submarinista da de comer a un tiburón en el Acuario. JULIÁN RUS

A punto de cumplirse doce años de su apertura, el Acuario de Poniente se enfrenta a una nueva etapa de su historia. El Ayuntamiento de Gijón acaba de abrir el plazo de recepción de ofertas para una nueva concesión por un plazo de quince años, con opción a otros cinco de prórroga. El presupuesto referido a esos tres quinquenios de la concesión inicial es de 24,3 millones, que se elevan a 32,4 si se computa el total del contrato con las prórrogas.

Este valor se ha calculado a partir de los 1,6 millones que suman el importe neto de la cifra de negocio del año 2016, que fue de 1,3 millones, y los gastos que asume el Ayuntamiento como propietario de la instalación. Gastos entre los que destacan (también con datos de 2016), 207.000 euros en energía eléctrica, y 30.000 del canon a pagar al Puerto de Gijón. El resultado de explotación del año 2016 fue de 60.167 euros: seis mil menos que el año anterior. En cuanto a visitantes, 2017 se cerró con 143.6676. Una cifra al alza respecto a los 131.326 del año 2016 y los 106.004 del ejercicio de 2015.

Uno de los elementos fundamentales a la hora de la selección de la empresa será la mejora que hagan sobre el canon anual, que se fija inicialmente en 5.000 euros. Además hay que definir un plan integral de gestión que sume un proyecto de explotación general y un plan económico financiero. La mesa de contratación valorará en ese proyecto elementos como la incorporación de especies que mejoren la colección biológica del centro, la programación de actividades educativas y divulgativas, acciones que coloquen al Acuario de Gijón en foros nacionales e internacionales, propuestas de colaboración con el Ayuntamiento para la promoción turística de la ciudad y mejoras en las condiciones laborales del personal. El contrato impone la subrogación de 33 trabajadores.

Dentro del proyecto de explotación del servicio se debe incorpora un plan de obras e inversiones a realizar en los primeros cinco años de la concesión. El Ayuntamiento impone, por un lado, un paquete de obras para la conservación y mejora de la instalación que van desde arreglos en la cubierta a retirar capas de óxido de algunas zonas o acciones concretas en áreas afectadas por filtraciones de agua. Por otro lado, y como propuesta de mejora con carácter potestativo, se sugiere la remodelación completa del pingüinario y el acondicionamiento de la dársena exterior.

El contrato fija tanto el calendario de aperturas como las tarifas que, para este año van de los 7,50 a los 15 euros en las entradas normales para niños y adultos y de los 5 a los 10 euros en grupos y categorías especiales. El adjudicatoria podrá solicitar la revisión de tarifas después de dos años.

Otro elemento a tener en cuenta para los candidatos es que el contrato incluye varios criterios de calidad social con especial referencia a la sostenibilidad medioambiental. Por ello se sugiere a las ofertantes que introduzcan medidas de control y ahorro energético en su propuesta. Así, el Ayuntamiento pagará un consumo máximo de 2.150.000 kwh. Más allá lo asumirá el adjudicatario. El Ayuntamiento, además, dispondrá de mil entradas anuales gratuitas que no computarán como ingresos.

Ahora mismo, y a partir de una concesión de 2010 que se fue prorrogando en el tiempo, el Acuario está en las manos de la firma Aquagestión Gijón, vinculada a Iñaki Aguinaga que ha estado relacionado con el equipamiento gijonés desde su inauguración en 2006. Y cuya gestión no estuvo exenta de críticas.

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