La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

MARÍA CALVO CARVAJAL | GERENTE DE CONSTRUCCIONES SAN BERNARDO, RECIÉN ELEGIDA VICEPRESIDENTA DE LA FEDERACIÓN ASTURIANA DE EMPRESARIOS

Una pionera que suma cargos con naturalidad

A María Calvo, vicepresidenta de la FADE y de la Asociación de Promotores y Constructores de España, le inculcaron la importancia de aportar y no de figurar

Una pionera que suma cargos con naturalidad

"Es prudente, equilibrada, modesta y, lo que son las cosas, nunca ha tenido mucho ánimo de figurar. Los cargos le llegan, pero no los busca". Así describen algunos buenos conocedores a María Calvo Carvajal, gijonesa nacida en 1975, la primera mujer vicepresidenta de la Federación Asturiana de Empresarios. O sea, una pionera, aunque lo sea con mucha naturalidad. Acaba de ser elegida para formar parte de la directiva de Belarmino Feito y lo hace blandiendo una bandera donde su presencia femenina también es reseñable: la patronal de los constructores regionales. Otro sector donde María Calvo ha ido escalando sin darse mucha importancia, con una confianza que no hace tanto ni se soñaba.

Lo primero fue entrar en el sector, y eso lo hizo en Construcciones San Bernardo de la mano de su padre, Eloy Calvo Capellín, en la firma que éste fundó a principios de los años ochenta del siglo pasado cuando se jubiló de toda una vida dedicada a la banca. Licenciada en ICADE, el Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas de la Universidad de Comillas, donde se ha formado una buena parte de la élite empresarial del país, María Calvo sólo le hizo un pequeño quiebro al sector de la construcción cuando intentó sacar provecho a su formación jurídica y mercantil preparando oposiciones a corredor de comercio, que abandonó pronto para aportar su conocimiento a la empresa de la casa.

Empezó conociendo las bases del negocio -no tanto como hizo su padre, que de botones ascendió a director del banco Banesto de Gijón- y no hizo falta mucho tiempo para que Calvo Capellín la foguease, convencido de su valía, en actos de representación, incluso periodísticos, como voz autorizada de la firma. No tenía ni 30 años y ya estaba claro que "la familia cree mucho en ella", como dicen los más próximos. Así que cuando en 2008 falleció el progenitor, lo de quedarse al frente de la constructora se daba por hecho.

María Calvo conoció las épocas más duras de la recesión empresarial del sector y, con sentido común, como le gusta hacer las cosas, con mucha capacidad de trabajo y exigencia, la empresa de la familia -su hermano Eloy, arquitecto, le acompaña en el proyecto- afrontó el temporal viendo caer a muchas otras. Mientras, María iba dándose a conocer más entre los varones del ladrillo, que apreciaban sus virtudes y veían en ella el relevo generacional que siempre hace falta. En los círculos laborales más cercanos hablan de su brillantez como empresaria y como persona, de su buena cabeza para el sector -"es su vida y le gusta ", dicen- y su gran capacidad para llevar mil asuntos a la vez. "Es una mujer de una acreditada solvencia", avisan.

En 2014 los compañeros regionales la nombraron presidenta del área de promotores de la CAC-Asprocon, un puesto que también ocupó con anterioridad su padre; y un año después, en 2015, de la asamblea general extraordinaria de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE) salía con otro cargo: vicepresidenta tercera de la entidad nacional junto a los representantes de Barcelona, Zaragoza y León.

De tal forma que, sin mucho buscarlo, su tarjeta de visita profesional se ha ido llenando de responsabilidades. Y en todos esos puestos, dicen, aplica una máxima que también le repiten en casa: que no hay que temer dar pasos al frente si se cree que en el camino se puede aportar algo de valor. Ésa es la idea. Aportar para dar un futuro estable y solvente a su empresa, al sector, y a la región, con una visión realista y moderna de los problemas y las oportunidades. Y siempre teniendo claro que los tiempos del empresario que apenas sabía hacer otra cosa han pasado -cree mucho en el trabajo en equipo-, así que tampoco hay que creerse imprescindible ni hipotecar la vida privada ni la familiar, que tanto aprecia María Calvo, por ir rompiendo techos de cristal.

Y por eso además de empresaria, portavoz sectorial y aplicada colaboradora para el crecimiento económico de la región, María Calvo es la hija de María Luisa Carvajal; es la madre de Marta y Pablo, de 11 y 9 años; es la mujer de Jesús Suárez González, y una disfrutona del ocio, ya sea en formato familiar o arropada por amigos, que mantiene incluso de su época escolar en el colegio Valmayor. Un centro donde, como en el resto de su formación, fue alumna muy destacada.

El Real Sporting de Gijón, como no podía ser de otra forma, también está entre sus querencias íntimas, que para algo su padre fue presidente del club -el primero de la sociedad anónima-. Y el esquí, y viajar... Pero eso es su vida privada y en esa parcela ella es celosa y hasta tímida. Dicen que si algo la asusta de tanto cargo es sobreexponerse social y periodísticamente, precisamente por lo que alguien decía al inicio: que lo suyo no es figurar, sino intentar aportar.

Compartir el artículo

stats