"Es un descontrol". Los vecinos y comerciantes de la intersección entre la calle Instituto y la plaza del Marqués se muestran "hartos" de las continuas incidencias que ocurren en el entorno de sus viviendas. Contenedores estropeados, camiones de la basura que tienen que hacer peripecias para recoger los residuos, falta de luz e incluso coches dando vueltas a la estatua de Pelayo, son algunas de las situaciones que cada vez más pasan de ser una anécdota a convertirse en algo habitual desde la urbanización de la zona, convertida en peatonal.

Los vecinos relatan cómo "los contenedores de basura orgánica que se pusieron hace 7 u 8 años, están más tiempo estropeados que en funcionamiento", lo que a su entender supone "un coste económico difícil de entender". Unos contenedores que son electromagnéticos, no hidráulicos y que "son un peligro".

La última situación de riesgo se vivió hace unos meses, cuando una de esas tapas venció hacia atrás, cayendo con una gran potencia sobre la acera, lo que causó grandes destrozos. "Esos contenedores son muy grandes y pesan mucho, si llega a pasar alguien por ahí, hubiera sido una desgracia", enfatiza un vecino de la zona que advierte que "un día va a pasar algo".

Otra de las quejas más repetidas por los habitantes del lugar es la continua intromisión de vehículos en un espacio que, de un tiempo a esta parte, es peatonal. "A efectos, es como Begoña, pero por aquí no dejan de pasar coches", relatan. Furgonetas de reparto o vehículos particulares utilizan la zona como un lugar más de aparcamiento. La situación más pintoresca se vivió hace unas semanas donde "literalmente, había un coche dando vueltas a la estatua de Pelayo". Para los vecinos, "lo único que se hizo para que no pasaran coches es poner una señal". Y, en las últimas fechas, mobiliario urbano.

"Los bancos y las macetas se usan para evitar que los coches aparquen, no para disfrute de los vecinos", analizan los habitantes. Y no acaba ahí el "esperpento", como ellos mismos lo nombran. "Cuando llega el camión de la basura, para recoger las bolsas de los contenedores de reciclaje, tiene que pasar el brazo mecánico por encima de los bancos. Si hay gente sentada se tiene que levantar", relatan.

La última de las quejas vecinales tiene que ver con el alumbrado. "La luz que tenemos en la plaza es, cuando menos, indigna de un sitio turístico como este", claman los vecinos.

En suma, "la falta de previsión y la improvisación consigue que el descontrol sea total", lamentan los vecinos, "lo que podía ser un espacio abierto al peatón en una zona que además es muy turística, en realidad acaba siendo un esperpento", denuncian.