Las lágrimas que ayer derramaron los familiares de Iván González Fresno -el joven gijonés de 32 años acusado causar la muerte de su madre por asfixia- fueron de alivio al conocer el resultado del jurado popular encargado de calificar los hechos ocurridos en la parroquia de Monteana y que conmocionaron a todo el municipio en noviembre de 2016. Lágrimas de alivio pero con la reflexión interna de qué hubiese pasado si al joven le hubiesen diagnosticado la esquizofrenia paranoide a tiempo. Finalmente, con ocho votos a favor y sólo uno en contra, los jurados optaron por atribuir al joven un delito de homicidio al considerar probado que su víctima tuvo opción de defensa cuando sufrió el ataque de su hijo mientras dormía. Una decisión que sirvió para desechar el cargo de asesinato que interesaba la Fiscalía y que ahora espera la sentencia de la magistrada de la sección octava de la Audiencia Provincial, Alicia Martínez.

La prueba practicada a puerta cerrada durante tres días permitió que el jurado tuviese los hechos meridianamente claros para emitir su veredicto tras apenas dos horas de debate. Su decisión, negando la existencia de alevosía en el crimen, se fundamentó en las fotografías realizadas por la Guardia Civil el día de la detención -el joven presentaba arañazos en cuello, rostro y cuero cabelludo- y en otro informe del departamento de biología que confirmó que bajo las uñas de ambas manos de la víctima había perfil genético coincidente con los del procesado. Un hecho que los forenses -tanto en su informe pericial como de viva voz en el plenario- identificaron como un mecanismo lesivo por parte de la víctima. Además, y así lo reflejó el jurado en el informe, del hecho de que la mujer, Marimí Fresno, tuviese un pie retorcido dentro del sofá como signo de haber tratado de incorporarse. "Eso fue definitivo para el jurado", relató tras el veredicto la letrada defensora, Yolanda Payo.

El joven reconoció la autoría del crimen -como hizo desde el primer momento- en la primera sesión del juicio y antes de describir ante el Tribunal del jurado el delirio que sufrió en la madrugada en que acabó con la vida de su madre. Lo suyo fue "un delirio de perjuicio personal y de carácter místico religioso", explicó su abogada, Yolanda Payo, a la salida de la primera sesión del juicio. "Él creía que debía salvar a la humanidad y una de las funciones para llevar a cabo esa misión era la de acabar con la vida de su madre; luchó mucho contra esa idea pero, finalmente, venció", añadió la letrada.

Iván González Fresno, según relató su abogada, escuchó y comprendió el resultado del jurado. "Se ha quedado bien y más tranquilo; estos días ha estado muy mal, muy inestable y con una pena tremenda porque ya es consciente de todo", apuntó. Así fue trasladado nuevamente a la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE) del centro penitenciario de Asturias donde permanece tras la comisión del crimen. Lo hará a la espera de ingresar en un centro psiquiátrico.Reclamación al Sespa

Pero la causa prosigue. Una vez la sentencia adquiera firmeza, el padre y hermanas de Iván González -en todo momento se han mantenido al lado del joven como una víctima más del mismo caso- reactivarán, por medio de su abogado Eladio Rico, el procedimiento contencioso administrativo para reclamar al Sespa su mal diagnóstico. Un procedimiento que ya fue incoado en noviembre de este año para evitar que la causa prescribiese. "El Sespa no diagnosticó bien a Iván ni tampoco hizo seguimiento después de que estuviera ingresado en la unidad de agudos de Jove; es un error del sistema", valoró Rico.