Iván González Fresno -el joven de 32 años acusado de matar a su madre, Milagros Fresno, "Marimi", mientras dormía en la vivienda familiar de la parroquia de Monteana, en Gijón, en noviembre de 2016- ha sido condenado a 14 años de internamiento en un centro psiquiátrico después de que el jurado popular le atribuyese un delito de homicidio al descartar que existiese alevosía en su actuación. La sentencia, dictada por el tribunal de la sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias, le impone además otros diez años de libertad vigilada. Estos 14 años de internamiento coinciden con la pena que interesó tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular.

Los hechos juzgados hace unos días se remontan a finales de noviembre de 2016 cuando el joven, que padece una grave enfermedad mental, mató a su madre en mitad de la noche, estrangulándola con sus propias manos, "como misión para salvar al mundo". En el momento de los hechos, Iván González sufría un delirio "místico religioso" que anuló sus capacidades volitivas y cognitivas debido al trastorno mental y del comportamiento compatible con el diagnóstico de esquizofrenia paranoide. Una enfermedad que le fue diagnosticada tarde, después del crimen de su madre.

En la segunda sesión del juicio, los forenses confirmaron que la víctima tuvo opción de defenderse, al encontrar bajo sus uñas restos biológicos de su hijo, al hacerle diversos arañazos en cara y cabeza. Un hecho que los peritos describieron en la vista oral como un mecanismo lesivo por parte de la víctima, es decir, una reacción de defensa que tuvo frente al ataque inesperado de su hijo. Un testimonio que resultó fundamental para que el jurado popular optase, tras poco más de dos horas de reunión, por le homicidio.

Las pruebas que avalaran la tesis del homicidio -sostenida desde el inicio por la defensa- se fundamentan además en el informe médico practicado al joven en un centro de salud tras entregarse en Comisaría, en las fotografías de la detención de la Guardia Civil, y en otro informe del departamento de biología de la Guardia Civil que confirma que bajo las uñas de ambas manos de la víctima había perfil genético coincidente con los del procesado. Además, la víctima tenía un pie introducido en el sofá como signo de intentar incorporarse.

La Fiscalía rebajó su petición de los 20 años de internamiento psiquiátrico, que solicitaba en un primer momento, a los 14 años -igual que la acusación particular-, mientras que la defensa mantuvo su petición de trece años de prisión. Finalmente la magistrada de la sección octava a optado por los catorce años.