La historia de la pesca del bacalao en Portugal tiene ritmo de fado. Lo deja claro Ramón García Ovide, presidente de la Asociación de Amigos del Fado de Asturias, en una charla titulada "El fado y el mar", que se celebró anoche en el club de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. García Ovide tuvo el apoyo de Fermín Rodríguez, catedrático de Geografía de la Universidad de Oviedo y director del Cecodet de Universidad Itinerante del Mar en Oporto, que fue quien se encargó de la parte marinera de una exposición presentada, como siempre, por Luis Miguel Piñera.

"El hilo conductor es el fado y su amplia relación con la mar en Portugal, relatada a través de esa forma ancestral de pesca del bacalao en los mares de Terranova, en el Atlántico norte en torno a 1950", explica Ramón García Ovide. La pesca del bacalao era una actividad crucial y García Ovide detalla que "el sistema más práctico era el del palangre, con líneas de hasta 3.000 metros". Para ello se empleaban unos barcos con el casco de metal de los que descendían unas pequeñas embarcaciones, que llevaban un único tripulante, y que se alejaban de la nao lo suficiente como para llegar a sitios concretos. Se trataba de largas jornadas de pesca a las que solía ponérseles fin cuando se alcanzaba la media tonelada y las campañas se prolongaban por un espacio aproximado de seis meses.

La forma de divertirse de los marineros portugueses era el fado, un tipo de música que siempre tuvo una conexión íntima con el mar. De eso, precisamente se trató la exposición realizada anoche en el club de LA NUEVA ESPAÑA, en la que pudieron escucharse algunos fados marineros y profundizar en el conocimiento de las artes y las costumbres de pesca del bacalao portugués desde el medievo.