La detención en Gijón de seis de los integrantes de este grupo delictivo que utiliza el butrón como opción para sus robos permitirá esclarecer otros asaltos similares cometidos por todo el territorio nacional utilizando este método. Es la opinión que tiene la Guardia Civil, cuyos agentes ya están trabajando para tratar de esclarecer si éstos son los mismos que accedieron violentamente a una funeraria en Arriondas el pasado mes de agosto, justo en plena celebración del Acuasella.

Pero apresarles y llevarles ante el juez no ha sido tarea sencilla y hay detrás meses de investigación. Aunque todo se precipitó el domingo al constatar la Benemérita que estaba en el entorno de Gijón. Se estableció una vigilancia discreta para constar si esta banda pretendía actuar en la ciudad o sólo estaban recabando información. Un seguimiento que se vio interrumpido por las medidas de seguridad que adoptaban en todo momento para así evitar su localización. A esto se añade que daban muchas vueltas con sus coches, para despistar y evitar que alguien les siguiese, se cambiaban de ropa y complementos para evitar que se les reconociese y recordase fácilmente. De nada les sirvió tanta precaución porque al final fueron detenidos.

Todo se precipitó en la tarde noche del domingo. Los agentes vieron cómo varias personas accedían al local de la calle Roncal, anexo a la joyería, con bolsas. Fue entonces cuando se llegó al convencimiento de que el "golpe" era inminente. Ahí se activó a la Unidad de Reacción de la Comandancia de Gijón, la misma que entró en la sucursal bancaria de Cangas de Onís el pasado 31 de octubre de 2017, donde un atracador se atrincheró con varios rehenes. Estos agentes -que tienen en común haber prestado servicio en la Unidad Especial GAR, el antiguo Grupo Antiterrorista Rural- se personaron en el lugar al momento. Primero aseguraron la calle para evitar que ningún civil resultase herido -la calle Roncal se llenó de curiosos en un momento- y después procedieron a entrar en el local comercial y en la joyería que estaba siendo desvalijada.

Al acceder al establecimiento se encontraron con seis hombres, todos naturales de Madrid, que no pudieron completar el plan trazado. Sus amigos y familiares, ayer a la puerta de los juzgados, sostenían que no formaban parte de ninguna banda criminal y que prácticamente se habían conocido ese día. No obstante les constan varios antecedentes y los investigadores tienen claro que son miembros de una misma organización. Los seis delincuentes son I. S. M., de 35 años; V. G. A., de 32 años; J. G. G., de 28 años; D. C. A., de 35 años; A. C. R., de 32 años y J. S. M.; de 28 años. Cuando fueron arrestados ya habían logrado llenar una bolsa de joyas y relojes de alta gama y esconder en dos de los vehículos que utilizaron más de 16.000 euros en abalorios sustraídos en la joyería. También se incautó una furgoneta donde escondían más material.

Tras llevar a cabo las diligencias oportunas fueron trasladados al Palacio de Justicia para que la jueza de Instrucción les tomase declaración por los hechos cometidos. Se acogieron a su derecho de responder sólo a preguntas de su abogado -la mayoría estuvieron representados por el letrado que les correspondió del turno de oficio- y uno de ellos, sin antecedentes penales logró esquivar la cárcel por el momento. Fuera estaban varios amigos y familiares que, entre amenazas a los periodistas, quisieron esperar a despedirles. Ellos salieron dando gritos en los furgones de la Guardia Civil con la esperanza de que sus allegados las escuchasen aunque estaban ya algo alejados. No obstante, a su paso, estos mismos amigos y familiares pronunciaron varios vítores y algún que otro "te quiero" al paso de los furgones en los que se les trasladó al penal asturiano.

La instrucción de este caso está ya en marcha y se procederá en lo sucesivo a tomar declaración a los afectados por este episodio. Tras el robo, y en conversación con este medio, los joyeros aseguraron que los autores del violento asalto "sabían lo que hacían, venían preparados como para la guerra". "Si llegan a llevarse todo lo que querían, era como empezar de cero cincuenta años después. No quiero ni pensarlo", reflexionaron los dueños del local tras pasar por ese susto.