El pintor vallisoletano Fernando Palacios (1976) dejó muy buena impresión, entre aficionados y crítica, con la exposición que colgó hace dos años en la sala Bea Villamarín. Tanta, que los responsables de la galería gijonesa han montado una segunda monográfica para mostrar parte de la producción última del artista. La exposición, bajo el título "El gesto perpetuo" (una referencia explícita a la gestualidad que ha acompañado a la pintura desde las cuevas paleolíticas a la abstracción), está compuesta por cuadros que representan tres series o líneas de exploración: "Tempestades", "Efe raíz" y "Atmósferas cerradas".

Titulado en Conservación y Restauración por la Escuela Superior de Valladolid, Fernando Palacios viene destacando por una muy personal reinterpretación del paisaje. Y por una potente síntesis expresiva en la que su evidente querencia abstracta, con un notable uso del color y de las cargas matéricas, confluye en ocasiones con signos y datos figurativos.

De ese amalgamiento brota la originalidad de una pintura que, en sus mejores momentos, alcanza cotas de gran lirismo visual por la cuidada composición y el uso de los materiales. "Decidimos celebrar su segunda exposición debido a los buenos resultados de la anterior monográfica, así como los logrados en las colectivas en las que ha participado y en las que lo hemos representado", explica Bea Villamarín.

En una de las tres series de "El gesto perpetuo", que estará en la galería de la calle San Antonio hasta el próximo 2 de mayo, hay derivaciones de "Incógnita natura", la muestra que el artista castellano trajo a Gijón en 2016. Pinturas en las que, como hace resaltar la galerista, "se refuerza la idea de gesto". Un autor cuya evolución conviene seguir por la consistencia de su propuesta.