En Gijón hay unos treinta carreteros dedicados al transporte urbano. Tienen su parada fija al final de la calle de Sanz Crespo, casi, casi, en El Parrochu. Un poco dejados de la mano de Dios aunque con algunas posibilidades de ganarse el pan nuestro de cada día.
Todos ellos lo son de abolengo, sus abuelos y sus padres lo fueron y sus hijos y sus nietos lo son también. Los más populares y considerados por su idoneidad en el cumplimiento del deber son los que llevan la voz cantante en el mercado laboral. Buena gente y muy trabajadora.
Diario "Voluntad", 10 de julio de 1956