La Fundación Municipal de Servicios Sociales es una de las áreas con una situación más delicada en materia presupuestaria. Los primeros datos de ejecución del presupuesto de 2018, presentados ayer en comisión de Bienestar Social a petición de Izquierda Unida, ya confirman la necesidad de recursos que tiene este organismo si quiere seguir con el mismo ritmo de actividad que en 2017. Ya hay saldos negativos en epígrafes que tienen que ver con las ayudas económicas del plan de inclusión y con el servicio de ayuda a domicilio para personas mayores y dependientes.

El año pasado, y según los datos del informe de liquidación, el presupuesto total tras la suma de 7,3 millones en modificaciones presupuestarias alcanzó los 26,9 millones de euros. Se gastó el 90%. Este año, con una situación de prórroga presupuestaria, sólo están disponibles ahora mismo 19, 4 millones. La opción del uso de remanentes se limita a 3,5 millones: mucho menos que el año anterior.

La propia Carmen Moriyón explicó al publicitar el incumplimiento de la regla de gasto que habría que analizar la situación de la política social del Ayuntamiento porque los recursos eran limitadas y no se podía seguir aumentando. Más bien al contrario, sería necesario ajustar dinero y marcar prioridades. En un primer momento el debate se centró en la pervivencia de la recién estrenada renta social, elemento clave en la aprobación del presupuesto de 2017 ya que el compromiso de Foro con esa iniciativa le garantizó la abstención de Xixón Sí Puede e IU en la votación de presupuestos.