"Ninguna agresión es pequeña". A partir de este axioma el Ayuntamiento de Gijón pone en marcha un protocolo -el primero de Asturias- contra las agresiones sexistas. Un protocolo que se centra en actuar, aunque no solo, en las zonas de ocio y tiene a los más jóvenes, chicos y chicas, como protagonistas. "Gijón es una de las ciudades más seguras de España y viene demostrando su compromiso con la igualdad entre hombres y mujeres pero ahora queremos incidir en la idea de que ninguna agresión es pequeña, de que hay comportamientos entendidos falsamente como normales que no pueden ser tolerados. Este protocolo pretende ser una herramienta para prevenir y combatir agresiones sexistas. Sólo se puede hacer frente a esta lacra social desde el rechazo y la implicación de todos los ciudadanos", explicó ayer la alcaldesa, Carmen Moriyón, en el acto oficial de presentación del protocolo en un abarrotado salón de recepciones de la Casa Consistorial.

El protocolo informa de las actuaciones a seguir en caso de ser víctima o testigo de una agresión en un local. Unas dirigidos a los hombres, otras a las mujeres, otras a la ciudadanía en general y otras, muy específicamente, a los hosteleros. La complicidad del sector es básica en esta propuesta. Cincuenta negocios vinculados a la patronal OTEA ya se han comprometido a poner en marcha este plan, según anunció su presidente José Luis Álvarez Almeida. Es el principio. En estos locales de ocio nocturno, que se identificarán con un vinilo visible que especifique "que este espacio no tolera las agresiones sexistas", se colocarán carteles con información en los baños y se repartirán folletos pero, sobre todo, se asumirá el compromiso de actuar en caso de una agresión en el establecimiento. "Quienes molestan en los bares a las mujeres, molestan al sentido común y molestan al negocio", sentenció Almeida. Al personal hostelero se le facilitará formación específica desde la Oficina de Políticas de Igualdad.

¿Qué se les pide a los hosteleros gijoneses en este protocolo? Sobre todo que protejan a la mujer y que no sean cómplices en agresiones sexistas. El protocolo habla de agresiones de baja y alta intensidad. Con las primeras se identifican actitudes de "pelma, baboso, acoso verbal o invasión del espacio de la mujer" y ante ellas el hostelero debe ofrecer ayuda a la mujer, si es necesario sacar al agresor del local e informar a la mujer de los teléfonos de emergencia. La actuación debe ser más contundentes en los casos de agresión de alta intensidad, que empiezan en tocamientos y acaban en asesinato enumerando por el camino insultos, desprecios, chantajes, amenazas, golpes, palizas y violación. En estos casos toca llamar al 112, atender a la víctima, alejar al agresor o intentar retenerlo o identificarlo.

La Oficina de Políticas de Igualdad, además, tiene en marcha la contratación de los dos expertos que trabajarán desde la noche de San Xuan al final del verano en un punto de información y asesoramiento que se ubicará en Fomento, como centro neurálgico de la noche gijonesa. Los asesores se ubicarán en el entorno del punto de información turística que hay en la zona y estarán operativos de doce de la noche a dos de la mañana viernes y sábados. Ese será el punto estable pero también se dejarán ver, en coordinación con el voluntariado que ya trabaja en esos eventos desde el Conseyu de Mocedá y protocolo en mano, en las fiestas y encuentros del verano que tienen una gran participación juvenil.

La idea es ampliar la aplicación del protocolo a todos los espacios de ocio posibles. En este sentido la Federación de Asociaciones de Vecinos, que también se ha implicado en el proyecto, quiere llevarlo las fiestas populares de los barrios y parroquias. En esa iniciativa contarán con el apoyo del equipo municipal y todo el material divulgativo de la campaña. Más allá de mupis y autobuses publicitarios. Felisa Soria, de la Oficina de Políticas de Igualdad, anunció que se repartirán 25.000 folletos por locales hosteleros, centros educativos, asociaciones de vecinos...

Se trata de que a nadie le confunda la noche y de que "sin crear alarma" se trabaje en conseguir una mayor sensibilidad de todos hacia comportamientos que incomodan a las mujeres. A los chicos se les recuerda desde el protocolo que "cuando una chica dice no, no sé, para, no quiero seguir, he cambiado de opinión, ya no me gusta lo que haces, me haces daño... es no". Y a las chicas, más allá de darles instrucciones sobre qué hacer en caso de agresión, se les refuerza la idea de que tienen todo el derecho a divertirse, bailar, reír, jugar, coquetear, ligar "y cambiar de opinión aunque hayas empezado un contacto afectivo/sexual con un hombre".