"Las empresas estamos contratando a gente que aprende rápido, no que sabe mucho". Esta fue una de las reflexiones más llamativas que ayer se escucharon en el Acuario de Gijón en el acto de presentación de la asociación de antiguos alumnos del Instituto de Empresa (IE), formada en enero con el objetivo de compartir experiencias profesionales para impulsar el tejido empresarial asturiano. El debate iba sobre talento y los representantes de tres compañías regionales -Izertis, ThyssenKrupp Airport Solutions y Zapiens- llegaron a la misma conclusión: son más importantes las habilidades sociales -como tener capacidad de comunicación, de trabajo en equipo o de adaptación a los cambio- que los conocimientos tradicionales. Y en ello "la escuela falla".

Aurelio Jiménez, de la empresa Zapiens, la mayor startup (compañía emergente) de Asturias volcada en la gestión de talento de multinacionales como Vodafone, puso un ejemplo: "Cuántas veces al niño preguntón de la clase le habrán contestado con un 'cállate'. Y las empresas buscamos precisamente a trabajadores que se preguntan cosas, que tienen afán por aprender más, de reinventarse...". En ese diagnóstico coincidieron Xana Herrera, responsable de desarrollo de recursos humanos de ThyssenKrupp Airport Solutions, y Pablo Martín, presidente y fundador de la tecnológica gijonesa Izertis. Ambos orientaron también el debate hacia la escasez de ingenieros frente al auge de estudios sociales, lo que afectará "de forma dramática" a las compañías del sector. "Cuando recorres las aulas de Ingeniería se te cae el alma a los pies. Y por contra la de Derecho o Magisterio están llenas. Yo no creo que sea una cuestión de vocación, sino de que no se orienta bien a los jóvenes", aseguró Pablo Martín, que dijo más: "Lo que nos acabará pasando es que tendremos que concentrarnos y crecer en el extranjero, que es donde está el talento que buscamos".

El ovetense Carlos de la Pedraja, vicedecano y director del Instituto de Empresa Law School -una universidad que forma abogados de medio mundo-, también ahondó en esta problemática. "Hay perfiles profesionales que se van a necesitar en un futuro y que nuestro sistema no está formando", advirtió en una charla que sirvió de aperitivo antes del plato fuerte con una mesa redonda de empresarios. De la Pedraja hizo hincapié en la Generación Y, también conocida como millennial -los nacidos entre 1981 y 1995-, ya que será "la que en pocos años dirigirá al 70% nuestras empresas". Sobre ella, el abogado asturiano dio seis claves: libertad, personalización, integridad, colaboración, entretenimiento y velocidad. Así son y esto es lo que buscan. "Es importante interiorizar estas pautas, porque ellos son totalmente diferentes a los trabajadores de la generación X", insistió. En este sentido, afirmó que el buen directivo es "el que lleva personas y presupuesto", no sólo dinero.

Y aquí viene la pregunta del millón: ¿Primero que son las empresas o los empleados? "En muchas zonas del mundo -contestó Carlos de la Pedraja- primero vienen los trabajadores y después se crea la compañía". No fue éste el caso de la consultora tecnológica Izertis, que hace diez años contaba con 50 empleados y hoy tiene más de 600, pero su presidente tiene claro que sin equipo, no hay futuro. A veces, conseguir que ese equipo trabaje al mismo ritmo y bajo un mismo objetivo es "difícil", pues el crecimiento también lleva aparejado la compra de otras firmas y la expansión por el extranjero, donde entran en juego otras culturas. Eso lo saben bien en ThyssenKrupp Airport, que acaba de adquirir la división de sistemas de atraque de puertas para aeronaves de la compañía sueca FMT. Como reconoció Xana Herrera, "la gente de una empresa y otra no se parecen en nada; adaptarlos supone mucho tiempo e inversión".

Otro tema aparte es la atracción de talento a Asturias. Un buen ejemplo lo representa Zapiens, con sede en San Claudio (Oviedo) y con 25 empleados. La mayoría de ellos son asturianos que han dejado su puesto de trabajo en grandes ciudades para volver a la "tierrina". "Mismamente esta semana se incorporó una chica que trabajaba en Mediaset en Madrid", cuenta Aurelio Jiménez, con raíces en el Principado. Aquí, agrega, entran en juego tres claves: "proyecto, equipo y condiciones". Y las tres se pueden encontrar en Asturias. "Tenemos ingenieros que cobraban 200.000 euros en Dublín y que han vuelto a casa, y os aseguro que no por el dinero", señaló.

En esta misma línea, Carlos de la Pedraja reveló los resultados de una encuesta realizada por el Instituto de Empresa, cuya pregunta era: ¿Qué te hace feliz en el trabajo? Ni rastro del sueldo en los primeros puestos. Lo más importante para los profesionales es -por este orden- "tener colegas que me apoyen, divertirme en el trabajo, tener un buen jefe y tener equilibrio con mi vida personal". Según Pablo Martín, Asturias tiene que jugar bien sus cartas en el mundo empresarial y poner en valor que es una "tierra de acogida de una calidad espectacular". "¿Cómo vive un directivo aquí y cómo vive otro del mismo rango en Paraguay", interrogó el presidente de Izertis. La pregunta no necesita contestación. "No somos conscientes de lo que tenemos", remató.