La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pacientes de la uci de Cabueñes podrán tener la compañía continua de la familia

El plan de humanización incluye que el enfermo no pierda tanto contacto con la vida real y añade medidas contra el ruido nocturno

María Teresa Antuña, jefa de la uci de Cabueñes. JUAN PLAZA

La Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Cabueñes no va a esperar a la obra de ampliación del centro sanitario gijonés para llevar a cabo avances significativos en uno de los grandes objetivos del servicio: la humanización de la atención al paciente crítico. Y esa humanización va a alcanzar, este año, aspectos tan significativos como levantar la tradicional restricción al acompañamiento al enfermo.

Dentro de las posibilidades -por espacio- que permiten los actuales boxes, y con las limitaciones propias de comprender que nunca será una planta de acceso libre, la jefatura del servicio se plantea propiciar "que el paciente esté más acompañado por las familias, que no pierda el contacto con la vida fuera de nuestra unidad, que les hagamos -al enfermo y su entorno- más partícipes de su proceso, de las decisiones, que reduzcamos sus niveles de ansiedad y angustia...", explica María Teresa Antuña, responsable de la uci gijonesa desde 2010, cuando se produjo una primera ampliación del horario de visitas. Desde ese año se permite el paso de las familias una hora por la mañana y dos por la tarde. Ahora se va a flexibilizar aún más hasta el punto de que un familiar pueda atribuirse "un papel de cuidador principal, que pueda estar todo el tiempo que quiera con el paciente, sobre todo en las fases de menos riesgo, incluso participe en el aseo, dar de comer... acciones que no les supongan ni un estrés ni una carga", expone la jefa del servicio. Antuña admite que "es la tendencia mundial".

El tradicional aislamiento al que se sometía al paciente crítico en las ucis, pensando en su beneficio, "está superado", sostiene Antuña, igual que el concepto de pensar sólo en la supervivencia del paciente. "Hay que trabajar como una uci abierta. Ya no vale que los pacientes no se mueran, hay que trabajar más para que sobrevivan bien, que recuperen su vida, que tengan calidad", explica. Y en esa calidad se incluye el no mantenerles más tiempo del necesario en un aislamiento que no es tan terapéutico como se creía, que puede generar secuelas y que no cumplen con las necesidades de proximidad que muchas veces necestian familiares y enfermos.

"Es un objetivo de este año y el trabajo ya se ha puesto en marcha con un grupo de enfermería para organizar bien la acogida a las familias, para que entiendan qué es la uci, a qué están expuestos sus familiares, y qué misión y perfil tiene es figura del cuidador que queremos poner en marcha", cuenta la jefa del servicio, a la que sólo le preocupa que pese a que en Cabueñes la unidad de intensivos "es casi un lujo", por su espacio, luz natural y estructura, no está totalmente diseñada para ese modelo de unidad abierta, y tampoco se deberían perder niveles de confidencialidad y privacidad básicos. Aspectos todos esos que sí contempla la unidad que se construirá el próximo año, con prioridad para la confidencialidad y el respeto. La figura del cuidador no anulará el tiempo que ahora está vigente "para que sigan pasando las visitas por la mañana y por la tarde, con un máximo de dos personas, de una forma controlada pero flexible", añade la jefa.

Otro objetivo de este 2018 en la uci de Cabueñes está en implantar medidas de control del ruido, sobre todo en horario nocturno. "Hay que intentar que los pacientes tengan un sueño lo más fisiológico posible, que no lo tienen porque en este ambiete lo habitual es que lo pierdan, y eso genera grandes problemas, incluso secuelas", dice Antuña.

Uno de los problemas asociados a esto es el "delirio de las ucis", que puede darse durante el ingreso y después. "Lo desarrolla un alto porcentaje de pacientes y puede implicar trastornos cognitivos posteriores que debemos empezar a controlar mejor", explica Mª Teresa Antuña, al tiempo que ratifica que "existe un síndrome postuci y estamos concienciados en abordarlo", sobre todo porque en un estudio muy básico llevado a cabo en la unidad gijonesa se constató que hay "un alto porcentaje de pacientes con estrés postraumático". Este año se elaborará una guía de prevención y tratamiento del delirio que incluye un protocolo para facilitar el sueño, minimizando la luz noctuna, ajustando ruidos y hasta sonidos de móviles o medicaciones para no interferir en el sueño.

Compartir el artículo

stats