La matrícula de los alumnos de infantil de 3 años, la que garantiza la continuidad en los centros que tienen los niveles educativos de Infantil y Primaria -y en el caso de los colegio concertados también Secundaria- empieza a disputarse hoy, día de apertura del plazo de presentación de solicitudes en los centros elegidos por las familias. La Consejería de Educación en su primera estimación de unidades ha distribuido entre los 48 escuelas y colegios del concejo (35 de la red pública y trece de la red concertada) un total de 1.960 plazas de tres años, teniendo en cuenta que la matrícula final se estima que rondará los 1.800 alumnos. De esas plazas, 1.339 están disponibles en la red pública y 621 en la concertada.

Y como en los últimos años, desde hoy hasta el 27 de abril que acaba el plazo de las preinscripciones en los centros, es muy posible que esté más inquieto el personal y las direcciones de los colegios que las familias gijonesas con niños que inician infantil. Porque la realidad en la que está sumido el concejo en los últimos años, con la gran caída de natalidad sufrida, es que la disputa por una plaza escolar acaba quedando ceñida a unos pocos centros, habiéndose minimizado el problema de los años en que cientos de familias quedaban pendientes de se autorizaran más aperturas de aulas en los colegios con mayor demanda o, directamente, se quedaban sin plaza y eran relegados a las segundas y terceras opciones de su interés. Incluso se daba el caso de depender del reparto de plazas sobrantes que hacía la Comisión de Escolarización. Hace dos años sólo un 3% de niños quedaron sin plaza donde pidieron sus padres.

Por eso ahora los nervios están más entre el personal docente que llega al final del plazo de presentación de solicitudes pendientes hasta de la última petición que haya en su centro, para eludir la pérdida de unidades y la consiguiente reducción de plantillas. Como antecedente sólo hay que recordar lo sucedido hace dos años, cuando la oferta de plazas que se hizo fue de algo más de 2.000 y las solicitudes que se recibieron no llegaron a 1.700. Una reducción tan drástica que pilló de sorpresa a los centros y a las autoridades educativas. El pasado año, por ejemplo, la tendencia no se mantuvo y se notó una recuperación de solicitudes que estuvo por encima de las 1.760.

Y siempre que haya desfase entre oferta y demanda, la consejería está obligada a ponderar esas solicitudes y acompasar las unidades que se abren y se cierran en función de las peticiones de las familias. De ahí, por ejemplo, que hace un año tuvieran que ajustarse sobre lo previsto hasta diez unidades en distintos colegios, lo que al menos permitió una recuperación de tendencia respecto al año 2016.

Respecto al movimiento de matrícula nueva o cambios que se va a generar en otros niveles que no son los del primer curso de infantil -donde ingresan mayoritariamente todos los alumnos nuevos-, las posibilidades que hay de recolocaciones son muy pocas ya que Gijón es el municipio asturiano donde la ocupación de plazas escolares está más ajustada, llegando al 98%, según los últimos datos analizados por la Consejería y dados a conocer hace sólo unos meses. Por eso mismo, la presión de las familias más motivadas por lograr plaza en un determinado centro educativo es tan fuerte: porque si no se entra en el primer curso de infantil, lo normal es que el resto de niveles estén muy llenos si no completos.