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Jefa de la uci del Hospital Universitario de Cabueñes

María Teresa Antuña Braña: "Hay mucho estrés postraumático entre quienes salen de la uci y hay que tratarlo"

"Ya no vale sólo que el paciente sobreviva, sino que tiene que recuperar su vida con calidad, y en eso influye la humanización de las unidades"

María Teresa Antuña Braña, a la puerta de la uci. JUAN PLAZA

La langreana María Teresa Antuña Braña es desde hace casi ocho años jefa del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Cabueñes, una plaza en la que sustituyó a José Guerra Naranjo. Se especializó en Oviedo y en su trayectoria profesional hay que incluir un paso de seis meses por la uci de Ponferrada, antes de llegar a Gijón -un traslado de plaza la llevó cuatro años a Avilés-, de donde ya no se mueve desde 2015. Como proyecto de presente y futuro Maite Antuña está metida en arena para dar forma al plan de "humanización" de la unidad, una tendencia imparable que incluye más cercanía del paciente con su familia.

- ¿Gijón tiene en Cabueñes una uci bien dotada?

-Desde 2010 tenemos 14 camas por las que en 2017 pasaron 402 ingresos. Es un nivel de ocupación bueno y una buena dotación para este área.

- ¿Qué ingresa en esta uci?

-Un 70% es patología médica y un 20-22% quirúrgica. El shock séptico es un ingreso de los más frecuentes y dependiendo de las épocas también el problema respiratorio crónico agudizado.

- ¿La edad media?

-Está en unos 63-64 años.

- ¿Y la población anciana?

-Hace mucho que la edad no es un factor limitante para entrar en uci pero hay que tener en cuanta que el criterio de admisión es que quien ingrese debe tener una patología reversible, o al menos que sea valorada con posibilidades de supervivencia, ya que no hay que confundir esto con una unidad de paliativos. La edad media de supervivencia en Asturias está en 85 años, y eso para nosotros es una guía. Eso no quiere decir que un señor de 87 años, con calidad de vida excepcional, llegado el caso no ingresara aquí si tiene un shock séptico secundario a una infección renal, por ejemplo. Claro que ingresaría.

- ¿La supervivencia es alta?

-Sí. Ahora mismo nuestra mortalidad, que hubo años que estaba en rangos que no nos gustaba, está en torno al 13%-14%. Y eso, teniendo en cuenta que tenemos un tipo de paciente con índice de gravedad alto, está bien.

- La infección nosocomial, la que se contrae en el propio hospital, es un gran problema.

-El paciente tiene que estar en cuidados intensivos lo justo, ni un minuto más. Ese minuto sólo le puede aportar algo adverso.

- ¿Por qué una uci es un entorno tan complicado?

-Por el propio paciente y porque está muy invadido con recursos técnicos: nada hay más agresivo que tener un catéter arterial, una sonda urinaria, un tubo endotraqueal... se invade al paciente y sus barreras naturales ante la infección.

- ¿Hay alguna patología que por el cambio social y sanitario hayan dejado de ver?

-En mis primeros años había mucha entrada de crisis asmáticas o de epoc (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y ahora no recuerdo cuándo ingresamos algo así. Y me alegro porque es un ingreso muy estresante. Son enfermos a los que es difícil ventilar, y la gente, incluso jóvenes, se llegaba a morir de una crisis asmática. Creo que así se ve que el paciente con esos problemas está mejor manejado desde la base. También vemos menos accidentes, y los que vemos nos llegan mejor porque los servicios de emergencias extrahospitalarios han aportado mucho.

- La uci se reformará en la primera fase de la obra de Cabueñes. ¿Qué necesitan?

-Todo lo que sea mejorar espacios es importante. En cuidados intensivos hay una gran tendencia a humanizar, y tiene que ayudarte la arquitectura. Nosotros somos afortunados porque tenemos mucha luz y un espacio amable, pero esperamos que la obra nos ayude a ir en esa tendencia con boxes más amplios, individualizados, que permitan algo más de independencia al paciente, que respete más su intimidad y la confidencialidad, y para poder estar más acompañado de la familia.

- ¿Se huye del aislamiento?

-Si. La obra también debe aportar mucho al control del ruido. Es muy importante el control del ruido nocturno. Hay que intentar que los pacientes tengan un sueño lo más fisiológico posible, que no lo tienen porque lo pierden aquí, y eso da grandes problemas.

- Hable del delirio en la uci.

-Es un gran problema que tenemos y en el que trabajamos todos los intensivistas. Es un problema gordo que desarrolla un alto porcentaje de pacientes y el problema no es lo que ocurre en la uci, sino que en muchos casos suponen trastornos cognitivos a posteriori y hay que intentar que eso no sea así. Este es un trabajo amplio que va unido a la humanización. Debemos intentar que con nosotros el paciente esté más centrado, más acompañado, que no pierda ese contacto con la vida fuera, que se identifique más con su enfermedad y la toma de decisiones.. Ya no vale sólo que sobreviva, no se muera, tiene que recuperar su vida con calidad.

- Se puede llegar a salir muy "tocado" de una uci. ¿No?

-Sí, hay un síndrome descrito e identificado como "postuci" y muchos estamos concienciados en que esos problemas hay que evitarlos y si aparecen, tratarlos. En nuestra unidad está hecho un trabajo sencillo que refleja que hay mucho estrés postraumático, y algo hay que hacer para abordarlo. Porque son pacientes que, salvo que en Primaria se percaten de lo que les ocurre, les dejamos desasistidos. Queremos intentar no perderles y hay que trabajar como una uci abierta. En la uci de La Paz ya hay una consulta de seguimiento del paciente crítico.

- Y quieren implantar la figura del cuidador familiar.

-Sí. Ya está puesto en marcha el trabajo para hacer una buena acogida para los familiares, explicarles mejor qué es la uci, sus riesgos, hacer una guía informativa. Y vamos a poner en marcha esa figura. Pensamos en una persona, un familiar, que si lo desea pueda estar todo el tiempo que quiera con el paciente, sobre todo en la fase menos problemática, que participe si quiere en el aseo o la comida, sin que eso sea un estrés ni una carga. Todo requiere mucha explicación y entender la complejidad de esa unidad y las limitaciones, porque en los boxes hay poco margen de movimiento, pero es un objetivo del año. Así conseguiremos que el paciente de uci recupere su vida.

- Un lío judicial tiene en la cuerda floja doce plazas regionales de intensivista ocupadas desde 2012. ¿Preocupada?

-Mucho. De los ocho médicos de la plantilla, cuatro están afectados por esta incertidumbre.

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