La religión puede vivirse en público y en privado, en los lugares de culto y también en los domicilios. La puesta en servicio de un edificio que acoge los almacenes y talleres del Museo del Pueblo de Asturias, fundado en 1968 para conservar y difundir la memoria del pueblo asturiano, permitió recuperar la antigua capilla de la casa de los González de la Vega, que en 1972 se traslado, piedra a piedra, hasta el Pueblo de Asturias desde su original ubicación en la parroquia gijonesa de Serín. Y en ese espacio (situado a la izquierda de la entrada principal) es donde desde ayer y con carácter permanente se puede visitar la exposición titulada "Hogar bendito. La devoción doméstica" con objetos que datan desde principios del siglo XVIII hasta el año 1930 y que tenían como función "proteger casas, familias y personas, facilitar la intercesión de la divinidad para evitar desgracias o curar enfermedades y agradecer algún favor recibido con la ofrenda de un exvoto".

La presentación oficial de la exposición corrió a cargo de Juaco López, director del Museo del Pueblo de Asturias, con la presencia de Montserrat López Moro, edil responsable de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Gijón.

Explicó Juaco López que la muestra "Hogar bendito. La devoción doméstica" recoge, precisamente, los objetos particulares relacionados con la religión, frente a los que se pueden ver en el Museo de la Iglesia de la catedral de Oviedo, centrados en los utilizados en los lugares públicos de culto.

En la exposición se muestran 41 estampas y cuadros religiosos, exvotos pintados y grabados, cruces, crucifijos, reclinatorios y objetos muy diversos que se exponen en apartados denominados "Protección de personas y casas", "El rezo", "Exvotos de cera", "Los ritos de paso: bautizo, primera comunión, matrimonio y muerte" y "Recuerdos de santuarios".

Entre los cuadros que se pueden ver destacó Juaco López el retrato conocido más antiguo de San Melchor de Quirós, que sufrió martirio en Indochina y es el primer santo asturiano, y una obra desconocida del pintor Francisco Reiter (Oviedo, 1736-1813) que fue donada al museo recientemente. También se conserva, adosada a una pared, la pila del agua bendita de la capilla de la casa de los González de la Vega.